martes, diciembre 23, 2008

Suiza es un país pequeño pero realmente hermoso, un sueño hecho realidad un cuento de hadas real y en la tierra. Suiza está lleno de maravillas naturales con una diversidad de paisajes dignos de una postal o calendario. Su gente es amable honesta muy trabajadora y a pesar de dichos de otros y decires de otros más, su gente es cálida, amable, limpia, respetuosa, honesta y muy entregada.

Suiza me abrió las puertas de su país y me dejo entrar en sus hogares dejándome sentir libre seguro y muy amado por su gente.

Berna es la capital de Suiza del cantón del mismo nombre una ciudad asentada en el siglo XII en una lengua de tierra rodeada por el rio Aar. Un rio donde alguna gente loca nada aun en invierno y donde algunos otros lanzan objetos, desde bicicletas hasta depósitos de periódico y algunos suicidas a ellos mismos, desde un puente central de considerable altura.

Berna tiene calles de subida y bajada, pasillos techados donde puedes ver tiendas y mas tiendas cafés muy tradicionales, plazas muy hermosas y fuentes muchas, muchas fuentes. Una fosa con un oso que como todo el día, por lo que los turistas gustan darle una lluvia de bocadillos. de ahí cerca de la fosa puedes dar un paseo por el jardín de las rosas y donde puedes tener una vista panorámica de la ciudad además de embelesarte el olfato con los cientos de rosas que cubren este jardín y que además del aire limpio y puro de suiza, te deja un recuerdo muy agradable.

Berna es una ciudad pequeña con sabor a campo con festivales fiestas y tradiciones muy coloridos es la ciudad donde Albert Einstein caminaba sobre la calle de la torre del reloj pensando en su famosa teoría de la relatividad, es la ciudad donde vi en la plaza del parlamento jugar a niños mojándose en las fuentes a raíz del piso a una temperatura de 10 grados y yo con un frio de miedo es al ciudad donde descubrí la amista de un artista excepcional Cristian Sahli

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