Cuando un tirano
muere, la historia quiere enaltecerlo, quiere borrar todas las muertes que
ocasionó directa o indirectamente.
Y ¿porque? Porque
así es la historia que escriben los que vencieron, los que mandan, los que ven
a los vencidos como carne de cañón, como instrumentos inútiles de sus juegos de
guerra. Esos pequeños seres, que siempre dicen sí, que agachan la cabeza,que piden
permiso, que buscan una orden, una comanda, que siguen un camino marcado,
dirigido y que sin el, están perdidos.
La historia de las
invasiones por la sed de petróleo, por el ansía de poder,por la tranquilidad y
prosperidad de lo que están del lado de la verdad, la justicia y la vida
capitalista, comenzó con los millonarios que iniciaron este saqueo energético
desde las entrañas de la tierra. Estas familias se fortalecieron con este nuevo
hidrocarburo y crearon imperios económicos, y como "sabemos" lo que
pone al poder sobre el poder no es la democracia, es la riqueza y la influencia
que esta otorga sobre otros que cuidan sus intereses y sus ganancias
futuras.
Ahora la historia
pone a estos asesinos, tiranos, dictadores y parias de la humanidad en los
albores de una patria que los toma como insignes mártires de la bondad, la
justicia y la lealtad.
Y es que es tan
fácil imponer sobres la opinión pública ignorante y burda, la guía de lo que es
la realidad y como se quiere ser recordada y expuesta, porque la gente
corriente y común no busca información, no lee más allá de lo que le es de
interés vano, y cuando quiere realmente saber, ya toda la información real está
retocada y maquillada de tal forma, que el principio de los hechos está tan
deformado que es imposible atar cabos que dirijan hacia una verdad histórica,
que cuente mínimamente lo que en realidad ocurrió.
Un tirano más
muere,anciano enfermo, senil, soñando con el poder que nunca tuvo, intentando
vivir un poco más, un segundo más, aquel que daría todo el dinero que le robo a
los extranjeros, que invadió con una sonrisa en el rostro, por seguir gozando
de los placeres terrenales que otorga la carne.
No cabe siquiera
mencionar el nombre de este "héroe nacional" que ondea la bandera de
su país a media hasta, y que los tele diarios proclaman como días de luto
nacional. Y no lo mencionaré, porque su infame legado deberían quedar borrado
de la imaginación, del imaginario popular, porque lo que uno no ama no existe,y
para mí ese tirano no existe nunca más.
Pero así serán los
tiranos, recordados por su seres queridos y cercanos, como nobles humanos
cariñosos y serviles a su patria e ideales. La ecuación se repite constantemente, como si esos
asesinos confesos y orgullos, creyeran firmemente que lo que hicieron fue
correcto, que le dio orden y forma a la modernidad, que fueron el engrane de
una sociedad que sigue su marcha sin detener el paso del progreso, por nada, ni
por nadie.
Otro asesino serial
muere, lleno de orgullo, de honores, de los colores rojo y azul de sus
insignias patrias. Y la gente olvida que todo aquel atentado que sufrió su
nación, solo fue la consecuencia directa de los actos de odio que este
personaje causó.
Por eso cuando los
súper héroes de ficción de Marvel o DC cómics
defienden sus colores patrios, me ofende sobremanera, por saber
realmente en donde está cimentado ese
orgullo nacional, una nación que mediante el asesinato, la esclavitud y la
corrupción de sus instituciones, que corrompen naciones más débiles al ritmo de
sus intereses personales. Eso los hace a mis ojos, idiotas ignorantes, dormidos
o adormecidos a una realidad que no quieren ver, por falta de información o por
falta de ganas de querer saber de dónde
viene su supuesta prosperidad.
Hoy como es natural
(por lo menos hasta que la tecnología lo permita) la muerte es justa con todos,
los tiranos también se mueren, los dictadores también desaparecerán, pero los
jodidos, los imbeciles, los sobajados, los pendejos, esos siempre serán los mismos,
pobres, que seguirán lamentando el deceso de asesinos de tal calibre a nivel
internacional.
armando_vega@icloud.com