Aldanai es una lluvia en azul, un frío de invierno en verano, la compañera de mi soledad, Aldanai es mi amor mas amargo, una espina en el corazón, es el pretexto mas grande que tengo para no soñar, es la tímida caricia que recorre mis mejillas y empapa mis pupilas, difumina las estrellas y corta mi voz, es el espíritu de mi soledad, que esta noche me acompaña Fría , sutil, vestida en azul.
martes, diciembre 19, 2023
Archivos Akasicos
sábado, diciembre 16, 2023
Sobre el dolor
Nacemos en medio de un estrés y un dolor extremo, según investigaciones médicas el dolor y el choque de adrenalina al nacer podría matar a una persona adulta de un infarto fulminante, si en proporción tuviera esa cantidad de estímulos en tan corto tiempo.
Sin embrago ese dolor es el punto final en el desarrollo mental y de supervivencia del humano en formación, ya que sin esa cantidad de males que le están sucediendo al pobre infante no tendría las herramientas para vivir adecuadamente.
Si hay algo que tiene preponderancia en el mundo desde que estamos aquí es buscar la forma de sentir menos dolor alejarlo de la manera más eficiente posible sin embargo el dolor está relacionado a la vida de una manera intrínseca.
Cuando se analizan los ríos de las grandes ciudades se dan cuenta que lo que más hay en los residuos que llegan ahí por el desazolvé son restos de medicamentos, la mayoría para mitigar el dolor o restos de drogas recreativas.
La humanidad ha tenido que lidiar con el dolor de muchas formas pero también es una forma de vivir, cuando trabaje algunos días en un restaurante después de estar realizando esa mecánica forma de hacer mi labor el dolor de la espalda y de los pies era increíble y me cuestioné porque carajos la gente se tiene que hacer algo así en pos de un bien económico cuando les comente a los compañeros de labor me decían con naturalidad que es algo con lo que se tiene que vivir que había días que llegaban con la espalda baja hinchada y los pies destrozados, pero con agua caliente y un café trataban de sobrellevarlo, algunos tomaban analgésicos como si fuera parte de su vida cotidiana.
Para desarrollar mi cuerpo y llevarlo a limites más allá de su propia naturaleza a sido necesario generarle dolor extremo y cada vez tratar de superar ese dolor con ánimos de transformarlo, no solo la parte física si no también la parte mental, una verdadera estupidez social con fines de sobresalir en esta oferta demanda de humanos comercializables. Pero esa es la realidad en cualquier deporte de alta competencia, solo basta ver esas competencias inhumanas que solo buscan entretener a personas que jamás realizaran ningún esfuerzo.
Todo está forjado en el dolor, la sociedad está sustentada en el dolor, ni siquiera puedo imaginar el dolor de los campesinos esclavos de china o de corea del norte o de los campos de florida, no es secreto la cantidad de suicidios que se dan cuando Apple acelera la producción de sus productos obligando a los esclavos asiáticos a trabajar hasta la extenuación, solo para llegar a metas económicas que rompan sus propios récords.
El dolor no es más que una alarma de que el sistema está en peligro, pero los médicos solo lo ven como la oportunidad para vender sus analgésicos y así enriquecer a la industria farmacéutica y a sus propios bolsillos, un ejemplo claro de esto es la crisis del fentanilo en América del norte donde las farmacéuticas aprovechándose de la crisis del dolor vendieron y recetaron opiáceos indiscriminadamente, creando un monstruo de consumo y adicción sin precedentes y su única solución es culpar a los narcos mexicanos, pero sin ir a la raíz verdadera de su problema que son sus oligarcas farmacéuticos.
Como vivimos en una realidad matemática el dolor es una forma de evolución es algo que te transforma que te mueve que te convierte en algo más de lo que eres o simplemente termina contigo. El dolor es un catalizador una base de la fórmula de vida que nos quita y nos da todo al mismo tiempo.
Y al ser matemático, como es que este mal se distribuye, estoy seguro de que hay una correlación entre el placer obtenido en relación al dolor que se tiene que pagar, como si fuera una rueda de equilibrio que permanece en balance constantemente.
Toda mi vida he sufrido el dolor y toda mi vida he tenido placeres que se igualan entre lo que sufrí y lo que goce.
Todas esas personas que admiramos por sus logros deportivos o artísticos han vivido y soportado dolores que se equiparan al éxito obtenido que si bien los posiciona en lugares privilegiados de la sociedad también los mantiene en dolor y paranoia constante. Ni siquiera puedo imaginar el dolor de ser Miche Jackson o Luis Miguel, pobres personajes de la vida pública que han tenido que drogarse hasta la muerte para olvidar su propio dolor.
Cada uno de nosotros vivimos con el dolor que esta correspondiente a la fortaleza interna que poseemos o que esas fórmulas matemáticas buscan que poseamos o transmitamos como medio de educación para terceros.
Trato de vivir en mi dolor, vivirlo como una meditación activa que me fortalece, que me otorga la oportunidad de agradecer estar vivo, y aunque cuando este dolor me sobre pasa quisiera que todo terminara, al levantarme otro día más buscando esa fortaleza escondida no puedo negarlo o tratar de quitarlo de la ecuación, porque dentro de mí, sé que es la escuela necesaria que me está educando de una manera por más difícil, pero por lo menos, irremediable.
lunes, diciembre 04, 2023
El final se acerca ya lo esperare serenamente
Es el fin del año, y como un ejercicio de memoria, es que redacte pormenorizadamente lo que realice durante este año en cada uno de los días que sucedieron. Fue por demás un año de encuentros muy emotivos, de saber que a las personas que amamos, las amamos más cuando nuestras experiencias de vida se cruzan y chocan de maneras a veces afables, otras de maneras violentas, por cuestiones de ideología o formas diferentes de ver la misma realidad.
Un año más difícil, de enfrentar porque la edad no acaricia, y deja secuelas, que aunadas a las decisiones buenas o malas de esos otros años pasados es ahora que llega la cuenta y además de estar ceros, aún hay una deuda pendiente.
No soy de proponerme retos de vida, ni demarcarme ciertas metas a seguir en cuanto a los propósitos por cumplir se refiere, pero si soy constante en cuanto a los compromisos a largo plazo que me embarco, como leer rigurosamente o comer sanamente o entrenar.
Este año además de casi ya terminar, me ha dejado conciencia de lo que soy, lo que represento y lo que creí construir, dándome cuenta de que estaba absolutamente equivocado en cuanto a lo que creí ser o lo que creí representar y de lo poco que pude construir.
Si fue una decepción verme tal cual soy y desenmascarar un personaje ficticio, que por momentos, yo mismo creí ser, porque cuando no tenemos retos que nos obliguen a sacar la verdad de nuestra verdadera esencia, nos imaginamos más grandes, de los pequeños que somos en realidad. Es como la competición coreana de atletas de una serie de Netflix donde los cuerpos más musculados y más trabajados solo fueron pantalla, es decir apariencia, fuerza sin tesón, músculos de adorno que no fueron funcionales, pero que la competencia inteligentemente desenmascaro.
Así es como este año me mostro lo que realmente soy y el lugar que realmente ocupo.
Es frustrante, y desanima saber que estoy muy por debajo de lo que pretendí y pregone, es desalentador, toda esa energía desperdiciada y proyectos que solo fueron humo.
Y lo peor de todo es que me declaro vencido y sin ánimos para seguir buscando reparar esos errores, tal vez fue demasiada energía puesta en algo que no dio resultado. tal vez es solo que al final solo soy débil y nada hay que cambie eso de mi naturaleza humana.
Si un día deje de ofrecer lo que soy al mundo por no verle sentido y deje de trabajar porque no hay nada que me interese aportar a esta sociedad, hoy me encuentro en la desesperanza de seguir construyendo caminos y puentes que no van a ninguna parte.
Es triste empezar un próximo año sintiéndome exhibido y peor aún derrotado.
Afortunadamente encontré un pequeño diario que escribí en 2011, donde me di cuenta de que era una persona completamente despreciable, insulsa, ingenua altamente egocéntrica, pero que en ese entonces creía ser muy centrado y muy inteligente. Si puedo compararme con ese que fui en ese entonces, si puedo decir que relativamente mejore en muchos aspectos, y en muchos otros, la vida me hizo mejor a la fuerza.
No hay otra más que seguir adelante, recogiendo los pedazos que van quedando de lo que algún día quise ser. No queda más que agarrar valor y coraje, y dejar que la vida suceda un paso a la vez, sin ponerme etiquetas de lo que soy y no, y de lo que pretendo querer ser y no llego y no consigo. Sin propósitos, sin planes, sin metas, solo hacer lo que el corazón manda, y si no quiere hacer nada al cien o con convicción entonces dejar de hacerlo ya, porque no es seguir viejas estrategias y metas que no resultan, es dejarme fluir a caminos no recorridos y seguridades ilusorias.
No me queda más que el paso que pueda dar, sin saber a dónde o porque, tan solo es de disfrutar el poder tener aun pasos en esta vida, que se vislumbra como un camino a seguir que es muy corto, y a cada paso, se acorta aún más.