martes, noviembre 16, 2021

La felicidad es ahora mismo

 


Hay quien dijo "como me gustaría regresar al tiempo donde fui feliz y no lo sabía".

¿Quién no vive de añoranzas de recuerdos? ¿Quién no quiere olvidar un poco de su pasado? ¿Quién no quisiera volver sus pasos a un momento preciso?

Si hay algo que he disfrutado total y añorablemente, son los días de comida con los padres de Nicole. Son colores llenos de detalles, velas, adornos según la estación del año y sobre todo estar rodeados de arte por doquier, esculturas, pinturas y grabados, que como un pequeño museo iluminan las paredes.

Esas esculturas del padre Christian Sahli que en su movimiento y armónico baile, son piezas de metal suave que parecen danzar con el viento.

Así como las manos del artista saben con su ingenio y pasión modelar la materia inerte, así mismo vuelcan todo su conocimiento para encontrar las cantidades precisas de sal, pimienta, especies y demás condimentos, para encontrar el balance y el equilibrio precisó que dará a la cena una caricia de amor al alma que entra por la boca y se riega en todos los sentidos.

Es una invitación, que no es obligatoria, ni sistemática, no es rutinaria, y si no es en una o dos semanas, no pasa nada. Pero cuando llega, es entonces una fiesta, una celebración que se iguala a cualquier festejo cotidiano como el de los demás en sus navidades, cumpleaños o demás pretextos para sacar lo mejor de sí mismos y festejar la vida, el amor y el gusto de hacer de la comida un arte en sí mismo.

La madre Cristina Sahli con su bondad, sus maneras tranquilas y su amor a flor de piel, esos pequeños detalles de amor en cada servilleta, en cada decoración. Sus coloridas ensaladas o su mesa, con nueces Olivas y panes que sirven siempre de apertura a una noche tranquila que transcurrirá natural.

He tenido suerte y muchos de mis recuerdos están cubiertos de amor y muestras de ese amor desinteresado en cada cosa que se entrega así misma, por el gusto de ser compartida, como el chicharrón verde de Romanita o el mole poblano maravilloso de Guille la Osita esos huevos con tortillas y manteca de las cenas con la tía May. Todo queda en los días pasados, en las memorias que se irán, se perderán, y solo quedará rememorar, y en honor a eso, es que el presente debe ser vivido, con todo su colorido y belleza que representa, porque no hay mejor forma de celebrar la vida y a los vivos, que viviéndolos aquí y ahora.

Ame lo que fue en su momento, porque solo en la inteligencia puedes amar lo que es mientras sucede, y lo dejas ir cuando es preciso terminarlo.

Vivo en presente y amo este capítulo de mi vida, y agradezco haber tenido la sensibilidad y la iluminación para haber disfrutado de lo vivido, justo en el momento correcto.   

  

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