sábado, abril 09, 2011




Muchas culturas
saben y así lo representaron, que la dualidad es lo que le da equilibrio a la ecuación. Lo blanco y lo
negro, lo bueno y lo malo, como es arriba es abajo; es una base de
entendimiento de la naturaleza, saber que los extremos no se tocan pero que son
simbióticos.



Así de esa
manera dentro de nosotros vive una lucha diaria de decisiones que sin ser
buenas o malas determinan destinos, marcan caminos.



Lo importante es
saber cuándo decir si y saber decir
cuando no, de eso depende en gran medida los resultados que nuestra vida tenga.
De muy fácil manera se puede comprobar, cuando muchas veces nos preguntamos qué
habría pasado si hubiéramos tomado tal o cual camino ¿donde estaríamos hoy?



Muchas religiones
saben que dios y el diablo son la misma persona como lo es luz y oscuridad,
arriba y debajo. De esa manera dentro de nosotros esta la potencialidad para el mal y
la potencialidad del bien.



Yo vivo con el
peso de mis decisiones las entiendo y las correspondo.



Creo en el
equilibrio de las cosas, se que por más mal que haga, más bien en consecuencia y enseñanza consigo, sé que estoy en el
correcto lugar que construí para mí, pero también sé que no hay lugar mejor
para mí. Creo en la consecuencia de las cosas, la cusa y efecto de estas. He buscado
respuestas en libros y filosofías en pos de mejores decisiones, pero al final
el equilibrio y balance de las cosas me gana.



Doy gracias a la
vida por las enseñanzas que con cada día trae a cuestas, bendigo a mis enemigos por darme el tiempo de
saber que no soy infalible y que en su odio hacia mí se encuentra el reto de
buscarme mejor. Maldigo a mis amigos por
que en sus buenos deseos se encierra la inocente manía de no ser feliz o más
bien dicho no evolucionar, que el dolor fortalece y este te evoluciona y te
crece y en su bondad, bienestar y apego me asfixio.



Doy a gracias a
mis padres y hermanos por darme la libertad de estar lejos de mí y no interferir
en lo absoluto en mi funcionalidad y así
yo mismo no intervenir con su crecimiento con mi obtuso pensar.



Doy gracias a
los que me leen y me dan su comentarios porque me se acompañado. Doy gracias a los que no también
y con su silencio hacen de su opinión mi mejor regalo.



Y por encima de
todo doy muchas, pero muchas gracias a la mujer que me ve tal cual soy, que
mirando mis ángeles y mis demonios, mis aciertos y mis errores, mi mediocridad
y mi divinidad, mis mentiras y verdades, lo que trato de ser y lo que soy,
gracias por dejar todo eso de lado tan
solo para verme a mí, tan solo a mí.



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