miércoles, abril 13, 2011

Vendimia

Me gusta la prostitución
de muchas cosas, de cuerpos, mentes, ideas, tiempos, amores, porque es real, mucho más real que las fingidas cosa gratuitas a según nos
entrega la vida.

Escuchaba una sentimentaloide reflexión de un niño que a su padre taxista o empleado (cambia según quien la cuenta) le pedía comprarle una hora de su tiempo y qué razón tenía el pequeñín en prostituir el tiempo de su padre, porque solo quien paga sabe que lo que tiene
que recibir es calidad.

Recuerdo mis terapias y la especial atención que mis palabras tenían por la recompensa que recibíamos ambos. No veo mejor manera de ser escuchado que pagando a un profesional para que lo haga y no solo eso, el plus que dentro de sus palabras se encuentra la saneidad de mi alma, en su caso no fue así, pero de todas maneras me escucho mucho mejor que muchos de mis amigos o familiares.

La prostitución es una palabra fuerte, yo la
entiendo como la justa medida entre pedir y recibir un servicio, pensamiento o acción en pos de un bien económico, político o social.

En mi entendimiento un servil político agachón esta dentro de mi categorización, así como una ama de casa que se presta a las infidelidades de su esposo por su nueva camioneta o su estabilidad familiar.
Pero de verdad defiendo el punto.Siempre me han gustado las cosa claras y que
más claro que un trato justo bien explicito y de mutuo acuerdo con el fin de recibir lo que realmente quieres.

Conozco ejecutivos jóvenes y bien parecidos que han solicitado el servicio de una acompañante a la cual le pagan para invitarla a cenar, llevarla de compras finalmente despedirse de ella y continuar mañana con su vida como si nada.

Que belleza,imagínate salir con una mujer espectacular en todo sentido, que para la respiración por donde pasa, además de dispuesta a escucharte a reírse de tus bromas y mirarte a los ojos todo el tiempo con la chispa del encanto que tiene un trato bien echo, la dejas le pagas y se acabo sin complicaciones sin reclamos ni compromisos.

Conozco mujeres que pagan a un chico bien parecido porque sea un caballero, las escuche, las distraiga las haga sentirse vivas y que mañana no se sienta dueño de ellas.

Que belleza de un trato bien realizado, se sabe pagado se sabe correspondida.

La prostitución es una palabra fuerte pero que a base de recibir y entregar y muchísimos malos convenios mal hechos, prefiero algo mas real, por lo menos bien claro, no como lo es el matrimonio vago, engorroso y decepcionante además de caro.

Me he bajado hasta en 7 ocasiones consecutivas de diferentes
taxis, porque estos no sabían llegar a una dirección en el centro. Ese
es el maravilloso poder de pagar un servicio, si te sirve lo disfrutas y hasta lo recomiendas, si no, tienes la oportunidad de elegir entre un sinfín de opciones. Porque siempre habrá alguien dispuesto a pagar y alguien a hacer lo que sea por dinero.





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