lunes, junio 18, 2018

Apegó cultural


Una ola de nostalgia ochentera está surgiendo como recurso económico destinado a sacarle el dinero a aquellos cuarentones que como yo, vivimos y disfrutamos una época que veía el nacimiento de la cultura pop y los videojuegos.

Éxitos como las serie "cosas extrañas" de Neflix o películas como "la guerra de las galaxias" de Disney, arrasan con la cartelera o las descargas en línea, gracias a que esos nostálgicos cuarentones son lo que poseen el capital para pagar suscripciones o entradas al cine para regodearse de su pasado, que como dice el dicho, todo tiempo pasado fue mejor.

Gracias a esa tendencia de la nostalgia ochentera es que surge una nueva serie ahora por medio de YouTube que se llama cobra kai y que retoma una película excelente que se llama el karate kid. la serie me encanto no tanto porque respeta la trama original y explota mucho los sentimientos de aquellos que emocionados tomamos el karate como una forma de expresión, si no por el trasfondo filosófico tan profundo que maneja.

Eso de que no todo lo que parece bueno realmente lo es tanto y eso que parece terriblemente malo no lo es por el gusto de serlo.

Nadie quien gana realmente obtiene una victoria y nadie quien pierde está realmente perdido, o de que cuando das aunque sea con odio, ese acto de dar te cambia no sólo a ti si no a toda una gama de personajes que circunden la acción.   

Aunque todo parece ser un juego de relativismos, se necesita ser muy avispado para entender que los entresijos de la vida funcionan de muchas formas más intrínsecamente de lo que se aprecia.

Pero ¿qué pasa con el pasado que no quiere dejar de pasar? estamos reviviendo esos cómics que leímos en la infancia con películas de excelente producción, como Avengers o la liga de la justicia,  donde no sólo los niños se inmiscuyen en un mundo que parece novedoso, pero que solo es una copia de lo que ya se había leído por sus padres y abuelos en el pasado.

Incluso la tecnología actual brinda la oportunidad de crear un árbol genealógico mediante pruebas de ADN en la sangre, que son comparadas con una base de datos que cada año crece, con el fin de hacer un seguimiento de las raíces familiares lo más preciso posible, todo con el fin de hurgar el pasado, porque posiblemente esté ahí la respuesta de nuestro presente o nuestro futuro.

Historias, de niños que ha sido adoptado por familias de otras culturas, y que en un momento de sus vida quieren retornar al vínculo cultural materno  que creen que es una base sustancial de sus vidas.

Creo el apego es una de las formas de amor más retorcido que existe, y ese en conjunto con el egoísmo, dan forma a una concepción del mundo muy distorsionada, inclusive mi sobrina me increpaba diciéndome que el apego es necesario para entender que algo realmente  importa o que realmente amas, porque sin apego estamos impolutos de sentimiento por cualquier otro ser.

En mi entendimiento del apego, no me parece que estar ligado mental y emocionalmente a una idea sea saludable de ninguna forma.

Ahora, esa ola de apegos está fortaleciendo la cultura general, explotándolo todo como un negocio, sacándole hasta la ultima gota, aprovechando la necesidad de los humanos de ligarse emocionalmente con ideas, objetos, personas, lugares y hasta alimentos regionales.

Lo más difícil de vivir el hoy es entender que es único, cada segundo estamos transcurriendo en esta dimensión a la que llamamos tiempo, y no hay vuelta a atrás, vivir es una experiencia personal única y reveladora, que esta vinculada con todo lo que existe, como una relación de aprendizaje conjunto que enriquece y trasforma todo, pero la peor parte de este camino es quedarse arraigado sin darle paso a nuevos aires, nuevas ideas, nuevas sensaciones, nuevos horizontes que nos den perspectivas distintas, porque la repetición y la rutina perfeccionan la técnica y la ejecución de una vida mecánica, más no así la comprensión de una vida total, circular y holografica.     


armando_vega@icloud.com

 

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