Una ola de luz que
cubrió todo el rango de visión
Que cupo en un
instante unos segundos todos tuyos unos segundos todos míos. Yo no te buscaba,
tú no lo esperabas.
Sucedió, y por una
eternidad en el tiempo, una nada en la arena de la vida que cae en este reloj
que nos es particular y va a la velocidad de nuestras emociones.
Había tranquilidad y
sosiego en esa mirada, aceptación por lo que es súbito, tranquilidad por lo que
es un momento de azar y nada más.
Eres luz y surgiste
entre la bruma de mis sueños, soy luz y surgí de la absoluta cotidianidad.
Nada más sucedió en
esos instantes, nada más sucedió momentos después. Pero aún así, ya no somos
los mismos, nada será lo mismo, por lo menos para mí.
Todo por que tu
mirada, tu respetuosa amabilidad cruzó una inocua llamada de atención a mi
tranquilidad.
Estoy en paz o por
lo menos lo estaba, sé que nada pasó, que solo fue un roce, una rutinaria
conveniencia social, y mira que estoy aquí, retrocediendo en tiempo a ese
instante una y otra vez en que tus ojos miraron directamente los míos y una
sonrisa sin malicia iluminó todo lo que brindó ese día, ese intrascendente día,
igual para todos, ya no más para mí.
La vida irá regulado
las emociones alteradas, las aguas se irán aclarando y apaciguando nuevamente,
será todo normal como debería de serlo, y todo pasará, como pasa la vida
siempre, aunque ningún río es el mismo, nuca más, otra vez.
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