lunes, diciembre 04, 2023

El final se acerca ya lo esperare serenamente


 

Es el fin del año, y como un ejercicio de memoria, es que redacte pormenorizadamente lo que realice durante este año en cada uno de los días que sucedieron. Fue por demás un año de encuentros muy emotivos, de saber que a las personas que amamos, las amamos más cuando nuestras experiencias de vida se cruzan y chocan de maneras a veces afables, otras de maneras violentas, por cuestiones de ideología o formas diferentes de ver la misma realidad.

 Un año más difícil, de enfrentar porque la edad no acaricia, y deja secuelas, que aunadas a las decisiones buenas o malas de esos otros años pasados es ahora que llega la cuenta y además de estar ceros, aún hay una deuda pendiente.  

No soy de proponerme retos de vida, ni demarcarme ciertas metas a seguir en cuanto a los propósitos por cumplir se refiere, pero si soy constante en cuanto a los compromisos a largo plazo que me embarco, como leer rigurosamente o comer sanamente o entrenar.

Este año además de casi ya terminar, me ha dejado conciencia de lo que soy, lo que represento y lo que creí construir, dándome cuenta de que estaba absolutamente equivocado en cuanto a lo que creí ser o lo que creí representar y de lo poco que pude construir.

Si fue una decepción verme tal cual soy y desenmascarar un personaje ficticio, que por momentos, yo mismo creí ser, porque cuando no tenemos retos que nos obliguen a sacar la verdad de nuestra verdadera esencia, nos imaginamos más grandes, de los pequeños que somos en realidad. Es como la competición coreana  de atletas de una serie de Netflix donde los cuerpos más musculados y más trabajados solo fueron pantalla, es decir apariencia, fuerza sin tesón, músculos de adorno que no fueron funcionales, pero que la competencia inteligentemente desenmascaro.

Así es como este año me mostro lo que realmente soy y el lugar que realmente ocupo.

Es frustrante, y desanima saber que estoy muy por debajo de lo que pretendí y pregone, es desalentador, toda esa energía desperdiciada y proyectos que solo fueron humo.

Y lo peor de todo es que me declaro vencido y sin ánimos para seguir buscando reparar esos errores, tal vez fue demasiada energía puesta en algo que no dio resultado. tal vez es solo que al final solo soy débil y nada hay que cambie eso de mi naturaleza humana.

Si un día deje de ofrecer lo que soy al mundo por no verle sentido y deje de trabajar porque no hay nada que me interese aportar a esta sociedad, hoy me encuentro en la desesperanza de seguir construyendo caminos y puentes que no van a ninguna parte.

Es triste empezar un próximo año sintiéndome exhibido y peor aún derrotado.

Afortunadamente encontré un pequeño diario que escribí en 2011, donde me di cuenta de que era una persona completamente despreciable, insulsa, ingenua altamente egocéntrica, pero que en ese entonces creía ser muy centrado y muy inteligente. Si puedo compararme con ese que fui en ese entonces, si puedo decir que relativamente mejore en muchos aspectos, y en muchos otros, la vida me hizo mejor a la fuerza.

No hay otra más que seguir adelante, recogiendo los pedazos que van quedando de lo que algún día quise ser. No queda más que agarrar valor y coraje, y dejar que la vida suceda un paso a la vez, sin ponerme etiquetas de lo que soy y no, y de lo que pretendo querer ser y no llego y no consigo. Sin propósitos, sin planes, sin metas, solo hacer lo que el corazón manda, y si no quiere hacer nada al cien o con convicción entonces dejar de hacerlo ya, porque no es seguir viejas estrategias y metas que no resultan, es dejarme fluir a caminos no recorridos y seguridades ilusorias.

No me queda más que el  paso que pueda dar, sin saber a dónde o porque, tan solo es de disfrutar el poder tener aun pasos en esta vida, que se vislumbra como un camino a seguir que es muy corto, y a cada paso, se acorta aún más.

No hay comentarios.: