Me gusta hacer ofertas generosa
A mis prostitutas, siempre al final del acto.
Les ofrezco un trueque por sus servicios:
Una partitura inédita de Bach amarillenta y descolorida
Un escrito en inglés antiguo de Blake o el ultimo girasol perdido de Van Gogh, ellas siempre prefieren los 300 dólares acordados, porque no saben nada de tesoros. Yo también prefiero prostitutas, porque tampoco se mucho de tesoros
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