jueves, enero 31, 2019

El efecto Potts



Recuerdo la emoción que sentí, cuando presencié uno de los primeros videos virales de un show de talentos que mostró ante el mundo dio una demostración televisiva, con un mucho de suerte, un momento adecuado y medios necesarios, enseñando la receta correcta para hacerse mundialmente famoso y explorar este método hasta el hartazgo.
El vendedor de teléfonos móviles en una plaza comercial, Paul Potts, saltaba a la fama cantando una famosa pieza de Puccini  Nessun dorma
¿y tú qué haces? le preguntaron: yo solo quiero cantarles una canción, y comenzó una de las más sentimentaloides y manipuladoras escenas, que marcarían un antes y un después en la distribución masiva de este tipo de productos, diseñados para conmover al espectador.
Desde el éxito de la intimidad transmitida en vivo en la serie de gran hermano, un show de realismo televisivo, donde el espectador es un intruso silenciosos de lo que sucede en la vida de los demás. La fantasía de millones de mirones se ventiló como el deseo oculto de una sociedad pútrida y además hipócrita, que es vulgar y barata, que busca el entretenimiento más bajo, mientras esté, el espectador, permanezca en la sombra y nadie sepa quién es o donde se encuentra.
Los patrocinadores de dichos programas vieron una ventana de oportunidad y sus ansias de millones de dólares fueron el motor que su insaciable ambición necesitaba.
Pero ese es el problema de la suerte, cuando el burro toca la flauta todos quieren ser partícipes de tal portento, pero cuando se entiende que el burro solo es eso y nada más, la emoción se desvanece y la gente busca inmediatamente otro titular que llame su atención. Y es que desde que los medios de información masiva existen, siempre se ha buscando eso, la atención del consumidor, con el fin de que una vez captada la atención, se le pueda vender lo que sea a ese ávido consumista, que ni sabe lo que quiere, pero el vendedor sí que lo sabe, y está dispuesto a ofrecerlo.
Me imagino las reuniones ejecutivas que ocasionó el fenómeno Potts, donde esos buitres carroñeros se frotaban las manos con una profunda y lesiva ambición,  buscando por todos los medios manipular los sentimientos del idiota televidente que quiere emociones fáciles y manipuladas. y así fue cómo surgieron personas diseñadas para causar sorpresa e impacto por su fealdad, obesidad, mediocridad, pero con un mediano talento que podría ser explotado fácilmente.
Y así surgió un desfile de el contrario, el opuesto, el antagonista de lo que la televisión ofrecía hasta entonces, personas feas con un mediano talento que se acercaban más a lo que es la imagen del aburrido televidente, un juego donde la oportunidad estaba abierta a quien tuviera el talento, sin importar su físico  "tú puedes ser la próxima estrella"y los millones de espectadores fueron un desfile que lleno de millones de dólares dichas series televisadas.
Pero como todo lo que se sustenta en una emoción y no en la esencia de su verdadero talento, con la misma inercia que sube y sin sustento que lo mantenga en el aire por más tiempo, caerá estrepitosamente y la caída será tan poderosa que de eso no hay quien se recupere, y como la masa inculta y vulgar no tiene memoria, solo buscará la siguiente estrambótica noticia que lo entretenga y lo saque de su aburrimiento y rutina.
Ahora con la película "Roma" de Cuarón, veo repetirse el fenómeno, haciendo de una mujer indígena oaxaqueña un espectáculo que exhibe una belleza diferente, otra forma de ver a los que fueron invisibles, y que ahora son portada de las revistas más elitistas, vacías y superficiales del capitalismo occidental. No, la indígena no tiene talento actoral, ni su belleza es representativa de la clase marginada indígena. el problema será para ella cuando los reflectores se apaguen, los curiosos se desvanezcan y su próximo proyecto fracase, por qué no está sustentado en ninguna clase de talento especial.
Ya le harán un lugar en el limbo de los olvidados, esos que brillaron sin luz propia y que vivirán de sus 5 minutos de fama haciendo fila con Paul Potts, Susan Boyle,PSY,Pablo López Morales,Mandy Harvey y una larga lista de luces fugaces de un solo día.
Culpable de eso son las neuronas espejo, esas que nos reflejan con la realidad que apreciamos, que hace que nos identifiquemos con el dolor, la alegría, la pena y la ira ajena.
Somos víctimas una vez más de los procesos evolutivos de aprendizaje y supervivencia. Animales que son fácilmente manipulables, moldeables a una atención prefabricada.
Pero la oportunidad está ahí, se a democratizado la oportunidad de ser el próximo fenómeno viral que nos salte a la fama. Solo se necesita una cámara y una conexión a internet para ser la próxima estrella que el publicó espera, solo un golpe de suerte, y si el secreto( libro de autoayuda esotérico y seudo científico) tiene razón, puede que seamos la próxima cenicienta que vea cumplidos todos sus sueños y anhelos de reconocimiento y dinero, que está a la vuelta de los sueños de cualquiera.    

armando_vega@icloud.com

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