Sin embargo la fe férrea se ha ido diluyendo, ya no es como en esos tiempos añejos donde la fe movía montañas, como decía una vieja reflexión, se dejó de hacer porque era todo un desbarajuste encontrar todo el paisaje cambiado cada que alguien quería probar sus creencias.
Ya no son los tiempos aquellos donde los cristianos se aventaban a la boca de los leones cantando himnos de alegría, y felices por reunirse con su dios.
Ya no son tiempos donde los valientes guerreros o marineros se ofrecían voluntariamente para dar su sangre en sacrificio, tan solo para mandarle un recado en directo a su dios.
Ahora vemos que la fe sigue estando ahí, pero es más bien un pozo de los deseos que implica ofrecer rezos, flores y una que otra buena acción con fines comerciales de transacciones garantizadas, es decir, tú me cumples mi deseo y yo te traigo una joya, prenda o relicario de plata por tus amables servicios.
Si una raza extraterrestre viniera y buscará la raza dominante de este planeta seguramente pensaría que son los teléfonos inteligentes, porque no hay nada que ocupe más la atención de estos monos humanos, los mantiene con la cabeza gacha y totalmente enganchados, adictos a estímulos que los hace por horas vivir una realidad aparentemente mejor que esa otra que no entienden.
El mono humano sigue buscando fuera una explicación a lo que no entiende ¿Porque, hay eso que le sucede dentro?
El mono humano vive con la cabeza tan dentro del culo que aún piensa que tener un auto eléctrico es menos contaminante que un auto de gasolina, y se siente tan orgulloso cuando lo posee, que hasta lo presume, cuando la mayor parte de la energía eléctrica es obtenida de la quema de carbón y los materiales que requieren las baterías de sus artilugios mantienen pobres, en guerra y contaminados a países pobres, que ni siquiera pueden ubicar en un mapa.
Pero el símbolo le da tranquilidad, claro fridays for future, dejar de comer carne un día, votar por partidos verdes o “ecológicos” comprar todo lo reciclado y orgánico. Haciéndonos pendejos por ignorancia o complicidad que lo que destruye el mundo es la humanidad conectada a internet, la que compra online, la que tiene baños con agua potable para la descarga, esa que goza de productos frescos en el súper de la esquina, y esos, los que gozan de tales bondades, esos los que son los menos, jamas sacrificaran su beneficio, ni su consumista forma de sociedad por la loca idea de salvar pingüinos del calentamiento global.
Pero los símbolos ganan en la mente colectiva, un dios que reza por amor igualdad y renuncia a la riqueza mientras que sus instituciones son totalmente lo contrario. Marchas de mujeres violentadas que tienen que dejar de vivir sus vidas de trabajo, de estudios, para exigir que las dejen de matar y de acosar, y para los políticos solo son movimientos que quieren tambalear su popularidad, como al estúpido presidente de México, que en vez de escuchar un reclamo justo y necesario se atrinchera en sus muros de un palacio del cual se apropió.
El osito de peluche es bonito, protector, ofrece seguridad, porque aunque realmente no hace nada, mantiene la loca idea de que de alguna manera servirá por lo menos de placebo psicológico.
Nos metieron en un cajón de miedo, primero por una recesión económica, después un clima asesino, luego por una pandemia mortal y ahora una invasión que podría escalar a una guerra mundial y mientras tanto ¿que pasa? todo se sigue moviendo, hacia una solución que buscamos desesperadamente, porque ellos los que están manejando los hilos de esta dramatización llevan años planeando este escenario. Son los símbolos los que importan y no la verdad.
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