miércoles, julio 01, 2015

Eso que realmente importa




Déjalo ser
Cuando escuche decir a Facundo que en un destello de crecimiento intelectual dejo de criticar y empezó a proponer, me pareció una muy bella forma de transformar lo vivido, de dejar de darle color a lo que odias y empezar a darle trascendencia a lo que amas.
En mi casó las cosas a las que soy intransigente, me llenan de odio y fuego en la sangre, y quiero exorcizar de mi interior sacando toda esa rabia de las cosas que no comprendo aún en letras y críticas que sólo quedarán como una constante frustración de un mundo que es como es y que por más que lo critique seguirá siendo así, mientras no crezca yo mismo en mi perspectiva que tengo de el.
Hoy en el avión de regreso de las bellas y hermosas playas de creta en Grecia me topé con la prisa y la estupidez humana como siempre y me dieron ganas de hacer una reflexión de las personas estúpidas, pero en ese momento reaccione¿ cómo es posible que los hermosos colores del mar que acaba de descubrir nuevamente, como es posible que las flores que adornaron mi camino hacia el aeropuerto o la hermosa puesta de sol que vi desde la ventanilla, sean menos importantes que cosas tan básicas y absurdas? Como esos estúpidos personajes intransigentes y fatuos segundos de mi vida que nunca más recordare.
Quisiera ser mejor de lo que soy, y mis experiencias me llevan a serlo en cuanto reflexiono con tenacidad en las buenas ideas y las hermosas muestras de amor en la naturaleza y en general todo lo que me rodea.
Hoy un par de cosas intransigentes eclipsaron mi entendimiento de los regalos cotidianos que la vida constantemente me obsequia.
Otra vez mi regreso a la cultura minoica y el origen de muchas culturas y lenguas me regresa a mi origen, a mi verdadero entendimiento de las cosas.
Hace unos años la verdad de la raíz de la filosofía me dejo sin palabras y guarde silenció un año en mis letras como homenaje a la sabiduría, es decir que cuando encuentras las palabras precisas deberías ser silencio en proporción de la magnitud del regalo recibido, y cuando la belleza opaca la aún incompresible cotidianidad, sólo deberían salir flores de mis letras en correspondencia del favor y regalo recibido.
Escrito cuando volaba sobre Italia desde Grecia, en mi viaje de regreso al aeropuerto de Zúrich 26 de junio de 2015 a las 11:00pm


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