jueves, octubre 11, 2018

Ángel caído


Venía escuchando una niña, de tal vez 20 años más menos, que compartía mi viaje en el tren de regreso a casa aquí en Berna. Muy segura de sus palabras, se congratulaba de ser libre de las opiniones de los demás, de su originalidad y de su absoluta resiliencia al sistema establecido, aseguraba que todos los que íbamos en ese tren junto a ella éramos seres grises y conformistas de una realidad prefabricada y establecida, todo eso mientras bebía directamente de una botella de vino blanco.

Claro, que esa teatralidad tenía como objetivo ser partícipe de la atención de un público que descubriera lo única y especial que esta niña era a tan corta edad, y eso es la principal deficiencia de una mente débil y un intelecto reducido.

Son como los anarquistas o los desadaptados sociales que están tan empecinados en ir en contra de un sistema establecido que terminan siendo esclavos de lo que odian. Conozco gente que al despertarse tiene que usar una cantidad ingente de gel para levantar su penacho punk, llenarse de anillos, estoperoles, grilletes y múltiples accesorios que demuestras su rencor contra lo común, dedicándoles todo su espacio y tiempo a las cosas que odian, porque cuando alguna idea o emoción es dueña de tu tiempo y espacio, pasas a ser propiedad de lo que desprecias, y eso es esclavitud. Eres esclavo, porque aquello que aborreces es dueño de tu vida y de tu tiempo.

Cuando tenía un enemigo, toda mi mente estaba enfocada en saber de qué manera podría ser mejor que esta persona y como podría hacer que mi éxito le resultará tan doloroso que se pusiera verde de coraje, sin saber en conciencia que le dedicaba la mayor parte de mi vida y tiempo, siendo su esclavo y lacayo involuntario.

Es muy difícil ser original en un mundo de apariencias y de disfraces, donde todo vale en cuanto lo puedas probar y el narcisismo de las redes sociales a magnificado este sentimiento de aprobación y de auto reconocimiento.

Incluso aquellos que se sienten despiertos a una realidad más abierta son solo una parte muy mínima de lo que un humano merece ser, porque no es cosa de solo intentar o probar ser mejor ser humano, es cuestión de preservar la calidad humana en cada acto de vida.

 Conozco un pianista y compositor que admiro mucho y su capacidad para ver la realidad de manera poética y artística es destacable, muchos le dicen maestro, pero yo lo considero un ser humano falible y aún perdido en nacionalismos absurdos, porque como decía Krishnamurti al decirte mexicano o ruso o chino, estoy despreciando a toda la humanidad, siendo racista con todos los demás, es un hipi capitalista que sueña con ser comunista, que cree pendejadas del tarot y terapias alternativas y ve la conciencia planetaria como una religión alterna que puede ser comprendida con terapias Gestalt y demás tonterías si fundamento científico. Un día le pregunte por alguna recomendación literaria de filosofía y me recomendó toda la librería del samborns en la sección de superación personal, y me recordó que si compraba su discografía y sus dos novelas alcanzaría más rápido la luz del entendimiento.

Soy "consciente" de mis debilidades y mis carencias, pero el que un esclavo bese o aborrezca sus cadenas, no le quita ni un ápice el hecho de ser un esclavo.

Quisiera a este diario personal expuesto ponerle fin en algún momento y ya no ser más palabras huecas de lo que anhelo ser o prospectos de una vida utópica. Dejar de ser esclavo de mis emociones, temores y deseos. Seguramente cuando lo borre por completo, en ese momento sabrás que lo conseguí, y que estoy viviendo mis palabras en vez de escribirlas, y que por fin estoy libre de mis prejuicios y carencias.

 

armando_vega@icloud.com

 

 

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