miércoles, octubre 24, 2018

Sorpresas te da la vida


La gente olvida muy fácil que fue una vez un niño, que necesitaba muy poco para poder sorprenderse de cosas pequeñas y sencillas.

Además la educación se obstina en tratar a los niños como retrasados mentales, cuando un niño es más observador y su inteligencia sobre pasa nuestra capacidad de comprenderla. Es increíble cómo le delegamos  la educación a la televisión o a una música que busca repetir obviedades hasta el cansancio, con afanes puramente comerciales, y es claro además de que los padres carecen de educación y curiosidad, y que repiten patrones aprendidos y adquiridos de consumo.  

Es fácil buscar la sorpresa fácil, comercial, en el regalo de cumpleaños o la visita del conejo de pascua, los reyes magos o el san Nicolás, una emoción que depende del objeto y no del sentido o la esencia de ser. Las cosas que yo recuerdo con más cariño es de unas luciérnagas que mi padre me enseñó a observar cuando tenía 6 años o el nombre de una constelación cuando observábamos las estrellas  o los cuentos que mi tía se inventaba para acompañar las noches sin electricidad. Estoy seguro que muchos de nosotros recordamos las acciones por sobre las posesiones, porque al final eso es lo que cuenta de la interacción humana.

Creo que esa necesidad de sentirnos engañados por la religión, por la política, por las seudo ciencias, por nuestros padres, se refleja en que de adultos seguimos queriendo ser engañados, así lo demuestra la proliferación de estafas en las que la gente crédula y falta de capacidad crítica cae. Que si el príncipe Nigeriano que nos necesita, que sí alguien encontró  un anillo de oro de miles de pesos y que un desconocido compartirá el objeto con solo lo que traigas en la bolsa, que la estafa de donde quedo la bolita, la estafa del premio de lotería, la estafa telefónica de el niño secuestrado y así un sin número de estafas que recaen en la poca capacidad crítica y la poca inteligencia que les robaron, por tratar de inculcarles emociones e ilusiones falsas y baratas.

Fácilmente le puedes explicar a un niño que todos esos puntos que ve en el cielo de noche son soles lejanos que al igual que el nuestro, arden en la lejanía del espacio, y que muchas de las estrellas que vemos en el cielo nocturno murieron hace miles de años, pero que aún su luz nos llega. Fácilmente puedes explicarle a un niño porque el sol se oculta en el horizonte, el porque de la niebla o la lluvia, porque las flores y las plantas cambian su posición dependiendo de la lluvia, el viento o el sol. Puedes explicarles fácilmente porque late su corazón, porque tenemos uñas, o pelo en ciertas partes del cuerpo, porque amamos o porque discriminamos. Hay tantas cosas sorprendentes y que son un verdadero misterio o un verdadero campo de ilusiones y sueños, que no terminaríamos una vida de saciar la capacidad de asombro. Pero la gente se obstina en querer creer en fantasmas, en santas muertes, en Buda, en Jesús, en marcianos, en Angeles , en guías espirituales, en la homeopatía, en la acupuntura, la brujería y en toda pendejada que se les cruce por el camino.

Soy muy crítico en cuanto a lo que creo, y estoy seguro que la mayoría de los crédulos creyentes y fanaticos de mis conocidos de mi círculos sociales cercanos, imaginan que soy una persona con la capacidad de asombro del tamaño de un chícharo, simplemente porque denostó sus creencias paleolíticas y muy absurdas e incongruentes. Sin embargo mi emoción e inteligencia esta entregada a saber más de las razones intrínsecas del comportamiento humano, de los porqués de nuestras acciones y de la bioquímica que las desemboca, de el misterio de la endotermia, de porque soñamos, del entrelazamiento cuántico, de cómo existen diversos infinitos matemáticos y teóricamente cada infinito puede ser más corto o más largo, de las multidimensiones, de los bosones y partículas elementales que le dan sentido a la existencia, de las culturas anti diluvianas que poseían una tecnología superior en muchos sentidos y que restos arqueológicos que salen de nuestra comprensión. Mi capacidad de asombro está en ver caer la nieve, en ver la lluvia, en una puesta de sol o un rosa amanecer. Hay tantas cosas que merecen nuestra atención, el viento al pasar entre las hojas de los árboles, las olas del mar, una hormiga, una abeja, las alas de una mosca. Si una persona se la pasa buscando milagros en la iglesia o buscando su ángel guardián, entonces sé que esa persona es la que está corta de visión, y que su capacidad de asombro está realmente dormida.

Si tuviera un niño a mi cargo jamás le dormiría su cerebro con cuentos de dioses y demonios, con idioteces de ratones o hadas de los dientes, de cuentos misóginos de Disney con productos azucarados del marqueting comercial, con ropa de princesas o súper héroes, lo alejaría de toda competencia y comparación, y todo tendría que ver con la imaginación y la creatividad. Pero como el único niño que tengo es el que fui y en honor a ser fiel a mí mismo, me he comprometido a ser un humano de esencial y para eso se requiere alimentos de calidad, libros esenciales, música esencial y conocimientos esenciales.

Ya lo decía la sabiduría popular: hay solo un solo ser humano al que educar, al que hay que cultivar, al que hay que salvar y al que hay que alentar, promover,superar, y ese ser humano es uno mismo.  


armando_vega@icloud.com

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