jueves, mayo 12, 2016

Cuando llueve...



Cuando llueve,las nubes se muestran aglomeradas en un cielo gris, que mucho antes de eso se comunica con la tierra, mediante un lenguaje singular de diferentes presiones atmosféricas, todas las plantas he insectos, así como los demás animales, saben la llegada del agua y se preparan para obtener el líquido vital, para seguir viviendo o para morir si es el caso.

Todo sucede de una manera equilibrada y muy sutil, es como un baile de la naturaleza con su creación.  Una danza de amor, donde cada cosa y pieza ocupan su lugar.

Las ramas y las hojas pequeñas y grandes asumen un papel de sumisión, de rendición, se postran ante la tormenta con el fin de recibir, la tierra se abre como lo haría el corazón de una mujer enamorada o el sexo vivo que busca el refugio del amante febril.

Cuando llueve,vez a lo lejos una mancha gris que se precipita como una mano que acaricia la tierra, de una manera amorosa, como la madre que consuela al pequeño cuando jugando se raspó las rodillas.

Todo esta preparado para recibir, para llenarse de lo que traiga el chubasco, la tormenta, la llovizna o el poderoso huracán, todo se trasforma, todo se empapa de vida de cambios, de renovación.

Y las caracolas y las babosas y las telarañas lucen vestimentas de fiesta, y el roció llena de diamantes, cuando el sol visita cada recoveco, la mañana siguiente.

Me gustan los días grises, los días de tormentas, me gusta la transformación que trae su  llegada,y la naturaleza que paciente sabe recibir, se comunica con ella en un lenguaje entendible sólo para iluminados, para despiertos de sentidos que están y permanecen abiertos.

 

 

 

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