jueves, junio 23, 2016

Caleidoscopio de sueños



Cuando se busca la realidad del amor como experiencia trascendental en la vida, deja de ser una búsqueda del placer, para convertirse en una sucesión de eventos; que diferencian realidades y que marcan la memoria con una impronta tan poderosa, que alteran definitivamente nuestro comportamiento y el desarrollo de lo que sucederá a continuación.

Por eso dicen que al morir repetimos esos momentos más significativos de la vida porque en resumen a eso venimos a este mundo, a ser parte de momentos significativos que congelaron instantes en nuestra historia.

La primera canción de cuna que escuche, la caricia y la emoción de ver la luz del rostro que intuí  dentro del vientre materno, el primer alimento que sacio mi hambre por primera vez, la difícil despedida en el primer día de preescolar, con otros niños que tenían la mirada atemorizada también por las nuevas experiencias que vendrían,el primer amor de la primaria, ese profesor que alentó mi talento y dejo en sus palabras los primeros brotes de sabiduría que no enseñan los libros, los viajes al zoológico, el algodón de azúcar, las matracas, las pandillas, ese viejo lote con la hierba descuidada que fomentaba mi imaginación y mi espíritu de exploración,la mano que mantuvo su confianza en mi mano, la celebración por terminar la escuela,el primer sueldo de trabajo realizado,ese billete que trajo el viento por la calle y que me dio para comprar mi primera mascota que fue un conejo,los despertares ilusionados de día de reyes magos,los luchadores de plástico y su Rin de madera,el cambio a la adolescencia y los estragos de crecer, al adiós a mis juguetes,mi encuentro con la guitarra y mi laboriosa manera de aprender,las eternas noches de escuchar radio en AM por el insomnio que me caracterizo,el agua fresca de los jarros de barro,la televisión en blanco y negro,las máquinas de video juegos de la tienda de la esquina,el primer beso sorpresivo y robado por una audaz niña que jamás me hablo,las tardes bajo la escalera de madera contando historias de espantos a los aterrorizados niños vecinos,mi fe y devoción cristiana y sus primeros intentos de religiosidad,los pasteles de cumpleaños, los festejos de la independencia y los juegos pirotécnicos,ver amanecer desde esa pequeña ventana y los rayos dorados de sol que inundaban ese pequeño cuarto.

Cientos de pequeños paréntesis que han echo de mi vida una rica gama de brillos hermosos como los que resplandece un diamante pulido.

 y así es como se responde mi pregunta de ¿Porque venimos al mundo? y es a amar y atesorar esos pequeños momentos, es aprender a encontrarlos y vivirlos en su momento justo, sin estar atado a ellos por melancolía o remembranza constante, pero atento por los que surgen en cada minuto que acontece, y que si se vive con la mirada en el pasado o el futuro, los momentos presentes se pierden para siempre.

Soy una sucesión de eventos que necesitan ser empujados al encuentro, porque venimos a encontrarnos, a descubrirnos, como un azar ordenado, como un caos controlado por extraños designios, incomprensibles aún para mi entendimiento.

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