El arte
tiene un efecto terapéutico y positivo en la mente, nos ayuda a enfocarnos y
dejarnos un minuto para la abstracción, y eso está muy bien, hasta que el arte
se convierte en pieza de cambio, de inversión, cuando se prostituye su esencia
y se desvirtúa su significado real.
Cuentan de
un hombre que al recuperar la vista después de haber nacido ciego y gracias a
la tecnología pudo recuperar completamente la magia de ver. Cada cosa que veía
lo fascinaba, le embotaba los sentidos. las cosas más cotidianas le parecían
extraordinarias, el cepillo de dientes, el goteo en el grifo de agua, un vaso
de cristal.
Había
recuperado la vista y con ello una capacidad de asombro que no sabía que tenía.
Y así sucede
cuando abrimos los ojos a los milagros cotidianos cada cosa que sucede es una
pieza de arte.
Me da
mucha risa cuando críticos de arte quieren dar explicaciones de lo que Picasso
quería expresar en alguna obra o lo que
pensaba Leonora Carrington en sus depresiones y sus pinturas. A veces el arte no es un retrato de nuestras
carencias es más bien una manifestación de nuestros deseos, sueños y anhelos.
Me da risa
que en Bonampak el guía sabía todos los detalles de la vida del pueblo maya y
hasta tenía la idea clara de esos frescos, cuando no tenemos idea alguna de su
cosmo visión de las cosas y todo es mera especulación.
Me da mucha
pena ver en lo que se ha convertido el arte para la gente que me rodea, sólo
decoración de ricos pobres, que buscan juegues de niños grandes, llenar su nido
cueva o casa de piezas abstractas con nombre y apellido con el único fin de ser
considerado como culto sensible y muy entendido de tal o cual estilo.
Es realmente
una pena lo cerrada que está mi sociedad, tan ciega del arte que está en cada
situación y cosa que existe. Porque eso te conmueve es lo que trae un carga
espiritual y mística que sólo por ignorancia desconoces y que está en cada
objeto vivo o inerte que rodea tu vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario