domingo, noviembre 12, 2006

Hay veces que tu bendición se convierte en tu maldición, en algún sentido. Cuando tu mayor alegría es cause de una de tus más grandes tristezas.
Mientras veía la televisión escuchaba a una mujer decir, que ahora que murió su hijo su vida ya no tenia sentido y que estaba molesta con dios por tan semejante castigo y que no encontraba la paz y a su entendimiento no comprendía la justicia divina.
Este es una o de los errores más comunes en la distorsión del amor mal enfocado creer que todo nos pertenece y hacer de esto un sufrimiento cuando ya ha desaparecido o cuando pensamos que se nos ha quitado.
Toda situación, toda vida esta muriendo desde el momento que comienza por que tener principio, es sinónimo de fin.
Al final solo quedan recuerdos después de las vivencias, son instantes, son momentos de haces eléctricos en nuestro cerebro que tienen un significado, conforme al crecimiento espiritual de cada quien o al entendimiento de las experiencias, que han hecho de nuestro conocer una maduración con mas sentido.
El hacer de una vivencia positiva el calvario de nuestra vida, cuando esta por X motivo desaparece, es quitarle por completo el valor de lo vivido, de lo aprendido, de lo que se compartió, entonces para que vivirla, entonces para que seguir en el camino si se actúa con cobardía ante la vida misma.
Saber que lo que vive muere, saber que lo que empieza termina, saber que todo comienzo va encaminado a un irremediable final, es darle su justa medida al momento presente, que es todo y lo único con lo que se cuenta, todo lo demás es ilusión.
Hoy es lo más importante de los momentos que tenemos.
Llorar por lo que perdimos y no darle el valor a lo que ganamos es ingratitud, egoísmo desmedido.
Perder un gran amor por la razón que sea y estarlo llorando por doquier, es no darle valor a los momentos de felicidad que se vivieron, a los besos que nunca hubieras tenido y a los sentimientos que brillaron en tu corazón, retenerlo en lo más hondo de tu dolor es mal agradecer la experiencia .
De la misma razón creer que somos pertenecías, que todo es felicidad para siempre, que todo es para nuestro deleite es mal entender la vida misma.
De la misma manera esta mujer que vi en televisión diciendo que su vida acabo cuando murió su hijo, esta totalmente desmeritando su vida misma y la de su hijo, que no fundo en ella un amor tan grande como para sonreír por lo que le dejo como ser vivo, que fue parte solamente de su presente continuo.
Dándole trascendencia solamente al más y más de lo que siempre queremos de la vida, un cúmulo de solo cosas que guardemos para el beneplácito de nuestro egoísmo.
Llorar por lo que perdimos es saber que lloramos por lo que no dimos, por lo que fallamos, cuando tuvimos la oportunidad y que jamás podremos dar.
Lamentarnos a dios o a quien sea por lo que creemos que es nuestro, cuando ni siquiera nosotros mismos somos de uno, es no tener entendimiento de lo que es la vida misma, de lo que es la maravilla de vivir el hoy y de no saber que todos seguiremos el mismo destino.
El apego es una de las mayores trabas para el crecimiento, entenderlo requiere trabajo y mucha investigación, oración y fuerza. Pero como es difícil y lo difícil solo es para quien quiere superar retos y salir de esta absurda condición.
Entonces revuélcate en tu llanto y tu conmiseración en tus maldiciones a un dios que nunca te escuchara. Desperdicia tu vida llorando por lo que perdiste, cuando desde el inicio nunca encontraste y cuando de principio nunca fue tuyo.

Armando Vega.

armando_vega@terra.com.mx

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