sábado, noviembre 17, 2018

Diosas milagrosas


La devoción mariana es actualmente unas de las peregrinaciones más lucrativas que tiene la religión católica.

Las apariciones marianas están plagadas de eventos portentosos y llenos de relatos sobrenaturales, de eventos que según los testigos presenciales, les acontecieron a personajes comunes de pueblos que no pintaban en el mapa, como Lourdes en Portugal, Medjugorje en Bosnia o Garabandal en Cantabria, incluso el Tepeyac en la conquista y genocido español.

La gente que con devoción acude a estos lugares, lo hace por múltiples razones, pero las principales son para solventar algún mal, dolencia física o espiritual que les aqueja. Siempre están dispuestos al sacrificio o la dádiva con tal de estar en gracia con la divinidad en cuestión, ya que en su capacidad de entendimiento y mente supersticiosa,es lo que la deidad solicita de ellos. Para estos devotos feligreses y peregrinos, la deidad que en su contexto histórico fue  una Judía adolescente de Palestina del siglo primero, me hace preguntarme ¿En que momento una mujer ignorante y devota del judaísmo, vulgar y básica como lo sería cualquier hija de vecina, se transforma en la deidad máxima de toda una sociedad creyente? Dirían que fue en el momento que engendro al hijo de dios en sus entrañas, pero a razón de investigaciones históricas serias eso queda en duda.  

Además las apariciones marinas siempre son con distintos representantes,que distan mucho físicamente una de otra, algunas veces son mujeres blancas pequeñas de aproximadamente  150 cm, otras son mujeres con rasgos indígenas y otras inclusive con rasgos negroides. 

El caso es que la devoción y religiosidad que ostenta estos grandes lugares de peregrinación, están volcados a la petición de Milagros, buscan por todos los medios que esa figura mística les solvente toda clase de malestares y los ayude en sus muy terrenales peticiones, convirtiendo a la mítica figura en su doctor de cabecera, su abogado de oficio, su figura paterna idealizada o su conexión con lo divino, a fin de conseguir un espacio y consuelo eterno, allá en el otro mundo, ese que según las religiones existe después de la transición espiritual o la muerte.  

Aunque queda claro para mí,que las apariciones marinas son una constante cultural de todas la religiones, desde tiempos inmemoriales, ya sea Isis en el antiguo Egipto hasta la Santa muerte en Tepito. Me parece que en su mensaje está la petición y no la promesa, es decir, piden el compromiso y al fe del creyente por medio de la oración con el fin de la salvación espiritual, pero en ningún momento se estipula que se concederán deseos como si se tratara del poso mágico al que se le tiran monedas.

La necesidad de los humanos de resolver sus problemas cotidianos y la impotencia de no recibir ayuda, los lleva a imaginar que cualquier evento más allá de su comprensión está ahí para ser las respuestas que tanto anhelan, que una fuerza mágica desconocida está al alcance de sus manos para brindarle la salud o la justicia que tanto se les ha negado.

Mi postura es científica totalmente, y mis creencias se basan más a la comprobación por el método científico de los eventos naturales que son inmutables, y que con leyes precisas se aplican como una constante. Creo en el poder de la oración, tanto como el poder de la meditación, ya que nuestros rasgos genéticos determinan una mejor respuesta al estrés por estos medios. Se que la creencia en una deidad posibilita la mejoría física y mental,porque está comprobado mediante experimentación que un creyente recibe más confort psicológico que uno no creyente, y sus receptores de dopamina se ven beneficiados. No creo absolutamente en ritos ni en supersticiones, y mucho menos en el otorgamiento de dádivas o tributos para recibir tal o cual beneficio mágico.

Queda claro que la devoción Marina tiene un tinte social y cultura muy interesante y que puede ser material de estudio para psicólogos y sociólogos. Para los católicos es el sustento económico de muchas de sus iglesias, y para los más ignorantes es el único sustento emocional que les queda, porque hasta los asesinos y ladrones se persignan o se encomiendan a la virgencita para hacer sus fechorías.

En el imaginario colectivo humano, Dios y sus diosas pueden ser, todo aquello que su miedos más primitivos le dicten que son, siempre y cuando esta idea les brinde el consuelo y la respuesta que tanto desean.

        

armando_vega@icloud.com 

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