jueves, junio 23, 2022

Pasmosamente

 


Los que vivimos la transición de las décadas de los 70s 80s vimos como los cambios sociales y culturales que se dieron en esos años fueron de una lentitud pasmosa. Eran tiempos en los que solo existía un partido político, un solo canal de televisión, una sola cadena de noticias y los cómicos hacían los mismos chistes una y otra vez, repitiendo hasta el cansancio la fórmula que ya conocían y que les funcionaba, y además, nadie quería sorpresas, ni exigía algo más.

Pero a diferencia de estos tiempos modernos, cambiantes, caóticos y falsos, los niños de ese entonces madurábamos más rápido y de hecho nuestros padres tuvieron que madurar mucho antes que nosotros, creando un abismo en la inteligencia emocional de esos entonces.

En estos tiempos que corren, todos quieren novedades, sorpresas, algo dinámico que no acapare tu atención por más de 15 a 30 segundos. Nacen libros, películas, series y canciones que solo son productos masificados, que sirven solo al fin del entretenimiento barato y fácil.

Tan solo hay que ver como en las ciudades industrializadas ha bajado la necesidad de comida real, del 100 % de frutas y verduras que se consumía hace 50 años, hoy solo se consume el 30% la comida rápida y las bebidas estimulantes han cubierto la necesidad nutricional de las recientes generaciones.

En un mundo donde se supone hay más comunicación y contacto humano la soledad es una epidemia. Veía un documental de Deutsche Welle sobre las redes sociales, donde una jovencita que es modelo de Instagram hacía lo posible por agradar a sus suscriptores, haciéndose más de 200 fotos para publicar solo una, que recibirá buenos comentarios y puntuaciones. Después, esa misma jovencita afirmaba con lágrimas en los ojos que no tenía vida social, y que no tenía ningún amigo real, a pesar de ser visionada por más de 300 mil personas.

Esta nueva forma social y de realidad, empuja a las masas a no crecer, a vivir con el complejo de Peter Pan, de ser niños por siempre. Le dicen a caricaturas como los Simpsons y South park series animadas para adultos, le dicen a las tiras cómicas y revistas con dibujos, novelas gráficas. Ahora hasta películas infantiles de Disney, ya son más para gente de 30 a 40 años que para niños de edades de 6 a 12 años. Ves con normalidad en series y películas a soldados apostados en Irak o en Afganistán jugando video juegos de guerra mientras esperan las órdenes de matar. O también es común ver películas o series de negros o latinos narcotraficantes que se la pasan juntando video juegos como único medio de entretenimiento.

Esta idea de ir infantilizando la sociedad, es claramente con propósitos económicos, ya que todos los productos que actualmente se ofrecen a esos niños mayores, solo son juguetes, que una realidad manipulada ofrece para satisfacer unos seres inmaduros mental y psicológicamente.

Cuando esos años pasmosos de los 70 u 80 pasaban lentamente, teníamos tiempo de soñar, de inventar juegos, de crear momentos entrañables, que aunque fueran muy limitados, son los que crearon la forma creativa que viven esos tiempos y que es la única fuente de inspiración, que los tiempos de los nuevos 20s del siglo XXI tienen.

No puedo creer que nadie creó una forma de arte más grande que un plátano pegado con cinta adhesiva, que aún sean las películas de la guerra de las galaxias, Indiana Jones y Exterminador las películas de moda.

Es una realidad, por primera vez en la historia de la humanidad, las generaciones que se están gestando son y serán más estúpidas y pendejas que sus padres. ¡Pero claro! Si un infantilizando cuarentón es quien te a de enseñar el camino a seguir, jugando video juegos a tu lado, viendo caricaturas a tu lado comiendo pizza y alitas con Coca Cola a tu lado y siendo esclavo de las redes sociales, sin despegar la mirada perdida de un teléfono que es más inteligente que el, es ahí donde se entiende el caos al que nos estamos dirigiendo como humanos y como sociedad.

Aquí en suiza la visión de la inmadurez es mucho más marcada, es común ver ancianos y hombres maduros vestidos con pantalones de mezclilla rota, con miles de tatuajes y perforaciones, es normal ver ancianas con el pelo rosa o azul vestidas con legins apretados, salen a los clubs de moda y se comportan como adolescentes, y siempre en los restaurantes, esos viejos jóvenes, son los primeros en estar sumergidos en sus redes sociales dentro de sus pantallas inteligentes. Y claro, con la riqueza y poder adquisitivo que hay aquí en suiza, es más fácil conseguir los juguetes que la sociedad moderna tanto admira y anhela. Por lo que no es raro ver jóvenes y ancianos por igual jugar con drones o autos de lujo y hacer filas por conseguir prendas de diseñador o los teléfonos más caros que su dinero les pueda otorgar.

 

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