Dentro de la cultura general y las tradiciones orales está el suceso metafórico de que todos los grandes profetas enfrenaron a un demonio, como una prueba final de la trascendencia de estos profetas, que después de salir airosos con un espíritu limpio y libre de tentación, en ese momento están listos para poder predicar.
En mi opinión, esa forma de enseñanza es solo una metáfora que nos muestra la forma de cómo podemos enfrentarnos a una constante humana, que son las diferentes personalidades que conviven dentro de nosotros, y que la única forma de unificar, es aprendiendo a conocer, y la única forma de sacarlas a flote y conocerlas realmente es estando en una profunda soledad, tan aislada que solo queden dentro de nuestros pensamientos las voces de esas personalidades, que buscan por todos los medios callarse las unas a las otras, esas voces solo son las diferentes máscaras que tiene el ego, la representación tangible del yo, que en su necesidad de existir, nos ciega a diferentes perspectivas de realidades más elevadas.
Si vemos en nuestro entorno, nuestros principales enemigos son las distracciones, el ruido, las tentaciones de poner nuestra atención en cosas sin sentido, sin contenido, solo conocimiento basura, como las redes sociales, las series de televisión, los vídeos juegos y toda aquella parafernalia de medios que solo buscan mantenernos atentos, con fines de vendernos productos y servicios.
Hay una algarabía constante, una distorsión de la energía cinética que solo busca mantenerte alejado de la soledad, del silencio, porque es ahí donde surge el reto más difícil del espíritu humano que es la confrontación interna con la sustancia primaria de nuestra personalidad, es decir tanto ruido solo pretende alejarnos del reto del encuentro personal.
Hay gente que se sorprende de lo fácil que me es descifrar sus rutinarias vidas, sus vicios, que los mantienen dentro de supuestos problemas que solo son efectos de no saber nada de sí mismos, y cuando me piden la clave para conocerse así mismos y resolver por fin su vidas, les es tremendamente difícil seguir el paso número uno, que es confrontar la soledad absoluta y dejar que la mente sufra, que el cuerpo se rebele, que la mente duela de no tener distracciones, de no tener nada ni nadie que acuda al sufrimiento terrible que es saberse en la nada, el silencio, en la soledad.
Ves toda esa gente en las plazas comerciales, en los estadios, en los cines, en las cafeterías, todos ellos no están realmente disfrutando la comparsa social, todos ellos solo son una bola de cobardes que corren de la soledad, huyen temerosos del silencio.
Tal vez si te digo que encontrarás después de ver cara a cara a tus demonios, es que algún día quizás tengas la fuerza suficiente para intentar enfrentarlos.
Los que quieran ser padres sabrán que sus hijos no serán la respuesta a su necesidad de tener algo que una sus matrimonios o que justifique su existencia, sus hijos serán fruto de una unión que quiere expandirse, un amor que busca fuera de tu sombra de pertenecía y objeto, encontrar su propio camino.
La soledad tiene muchas maneras de esconderse y los hijos son una muy buena forma de apaciguarla por eso el terror de muchos de esos progenitores cuando sus retoños se alejan y buscan independencia.
Cuando ya no hay temor a el silencio y la soledad, la amistad se puede vislumbrar de forma cierta, natural y sin intereses ajenos a la sagrada amistad. solo dos almas que siguen caminando en un sendero, que aunque se divida, la unión de sus corazones siempre será eterna. Pero cuando no has vencido tus temores, tus vicios más profundos, la amistad solo es un pretexto para no sentirte solo solo son objetos utilitarios que se usan para distraerte para crear momentos solo basados en el egoísmo.
Muchas personas piensan que los errores garrafales que son tus relaciones románticas son mala suerte o que siempre es culpa de ese ser que no te supo apreciar, la verdad, es que es desconocimiento de ti mismo, al buscar en la pareja solo la necesidad de complacer los sentidos o las ganas de pertenecer y a su vez poseer sin entender que la libertad de pensamientos es lo que hace que las partes funcione, no la transformación del otro en un reflejo de lo que eres tú o lo que quisieras ser. Pero para eso se debe ser honesto con las personalidades que te habitan, saber cuales son los orígenes de sus debilidades y entender el porqué de sus deseos.
Todos queremos ser escuchados, queremos ser simplemente amados y al no saber la forma correcta de encontrar ese cobijo emocional desvirtuamos las causas con fines de que se adapten a nuestros efectos, por eso la importancia de enfrentar la soledad y que es lo que está quiere expresar en el silencio de nuestra mente.
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