Las
melodías más tristes, los colores más bellos, las fotos más profundas, siempre
son acompañadas de una profunda nostalgia, que acompaña siempre al espíritu
creativo.
No son
pocos los poetas o artistas plásticos que les cierne una sombra de tristeza
extrema que se aparece en los momentos más inoportunos y que deja
insaboros momentos que deberían ser
dulces.
Podría
decirte que este sentimiento de contracción espiritual, es así como el alma "exprime" (como si se
tratase de una naranja) ese elixir necesario para coronar una creación
perfecta, el precio a pagar por ser creativo, por ser diferente al resto de los
coterráneos.
La
ciencia le ha llamado trastorno bi polar, por decir algo, de esos picos de
alegría y tristeza. como un sube y baja anímico que enciende y apaga la
emocionante vida, una montaña rusa de emociones.
Yo la
nombre Aldanai, la respeto y la cobijo entre mis letras y melodías o
fotos. Me acompaña de siempre, aunque en
épocas de frío se hace más presente o cuando el sol sale y su calor no es
suficiente para paliar el frío que cala los huesos.
Ella,
Aldanai, siempre me llevo a salir de mi confort para buscar lo desconocido,
tomar rumbo azaroso y dejar que el camino cuente su historia. Me hace saber que
el lugar idílico, el amor soñado, el sueño inalcanzado siempre está por venir,
siempre está a la vuelta de la esquina. Es la visión del excursionista perdido
en el desierto, ese espejismo maldito que te da desesperanza y esperanza al
mismo tiempo.
Vi con
sin sabor desprenderse de mi el ángel dorado de la ambición, ese que me hacia
lograr y conseguir todo lo que me propusiera, sin dudar de su posibilidad de
éxito, y aunque es la pérdida que me arrebató la mitad de mi vida, aún puedo
continuar medianamente funcional. Pero sin Aldanai estaría muerto, perdido, ahí
si mi vida perdería todo sentido y función y no podría continuar un día más.
Porque aún ruin y enloquecido el Quijote arremetía contra los molinos de viento
con feroz tesón, porque aún con el miedo de la zozobra Colón cruzo el Atlántico
con valor, porque aún destrozado y maltrecho cayendo estrepitosamente sobre las
empedradas calles de Jerusalén Jesús se abrazaba a su cruz como el naufrago a
su remo, porque por ese amor Dante traspasó los infiernos y Neruda pudo escribir los versos más tristes
está noche.
Aldanai
me pone de rodillas y me cubre con un velo la mirada cuando la felicidad
deslumbra, pero aún así es todo lo que tengo y si ella me faltase alguna vez,
ese día si que dejaría de ser quien soy.
20
PUEDO
escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir,
por ejemplo: "La noche está estrellada,
y tiritan, azules,
los astros, a lo lejos".
El viento de la
noche gira en el cielo y canta.
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a
veces ella también me quiso.
En las noches como
ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas
veces bajo el cielo infinito.
Ella
me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber
amado sus grandes ojos fijos.
Puedo
escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la
tengo. Sentir que la he perdido.
Oir
la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al
alma como al pasto el rocío.
Qué
importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está
estrellada y ella no está conmigo.
Eso
es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se
contenta con haberla perdido.
Como
para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la
busca, y ella no está conmigo.
La
misma noche que hace blanquear los mismos
árboles.
Nosotros, los de
entonces, ya no somos los mismos.
Ya
no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el
viento para tocar su oído.
De otro. Será de
otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo
claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero,
es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el
amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches
como ésta la tuve entre mis
brazos,
mi alma no se
contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el
último dolor que ella me causa,
y éstos sean los
últimos versos que yo le escribo.
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