miércoles, noviembre 18, 2015

Ella es la piedra que Sisifo empuja




Las melodías más tristes, los colores más bellos, las fotos más profundas, siempre son acompañadas de una profunda nostalgia, que acompaña siempre al espíritu creativo.
No son pocos los poetas o artistas plásticos que les cierne una sombra de tristeza extrema que se aparece en los momentos más inoportunos y que deja insaboros  momentos que deberían ser dulces.
Podría decirte que este sentimiento de contracción espiritual, es así  como el alma "exprime" (como si se tratase de una naranja) ese elixir necesario para coronar una creación perfecta, el precio a pagar por ser creativo, por ser diferente al resto de los coterráneos.
La ciencia le ha llamado trastorno bi polar, por decir algo, de esos picos de alegría y tristeza. como un sube y baja anímico que enciende y apaga la emocionante vida, una montaña rusa de emociones.
Yo la nombre Aldanai, la respeto y la cobijo entre mis letras y melodías o fotos.  Me acompaña de siempre, aunque en épocas de frío se hace más presente o cuando el sol sale y su calor no es suficiente para paliar el frío que cala los huesos.
Ella, Aldanai, siempre me llevo a salir de mi confort para buscar lo desconocido, tomar rumbo azaroso y dejar que el camino cuente su historia. Me hace saber que el lugar idílico, el amor soñado, el sueño inalcanzado siempre está por venir, siempre está a la vuelta de la esquina. Es la visión del excursionista perdido en el desierto, ese espejismo maldito que te da desesperanza y esperanza al mismo tiempo.
Vi con sin sabor desprenderse de mi el ángel dorado de la ambición, ese que me hacia lograr y conseguir todo lo que me propusiera, sin dudar de su posibilidad de éxito, y aunque es la pérdida que me arrebató la mitad de mi vida, aún puedo continuar medianamente funcional. Pero sin Aldanai estaría muerto, perdido, ahí si mi vida perdería todo sentido y función y no podría continuar un día más. Porque aún ruin y enloquecido el Quijote arremetía contra los molinos de viento con feroz tesón, porque aún con el miedo de la zozobra Colón cruzo el Atlántico con valor, porque aún destrozado y maltrecho cayendo estrepitosamente sobre las empedradas calles de Jerusalén Jesús se abrazaba a su cruz como el naufrago a su remo, porque por ese amor Dante traspasó los infiernos  y Neruda pudo escribir los versos más tristes está noche.
Aldanai me pone de rodillas y me cubre con un velo la mirada cuando la felicidad deslumbra, pero aún así es todo lo que tengo y si ella me faltase alguna vez, ese día si que dejaría de ser quien soy.

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PUEDO escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: "La noche está estrellada, 
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".
El viento de la noche gira en el cielo y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.
En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.
Ella me quiso, a veces yo también la quería. 
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.
Oir la noche inmensa, más inmensa sin ella. 
Y el verso cae al alma como al pasto el rocío.
Qué importa que mi amor no pudiera guardarla. 
La noche está estrellada y ella no está conmigo.
Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos. 
Mi alma no se contenta con haberla perdido.
Como para acercarla mi mirada la busca. 
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
La misma noche que hace blanquear los mismos 
           árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.
Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise. 
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.
De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.
Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.
Porque en noches como ésta la tuve entre mis
          brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.
Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

       

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