Algún día
recordaremos nuestras vivencias como una neblina que se abre al sol y los
acontecimientos serán no exactamente como sucedieron, cada quien le dará su
matiz personal o como decía mi abuela, cada cual hablara depende como le fue en
la feria.
Sacáremos los
mejores momentos y los peores episodios.
El día que te abrace y supe que jamás
podría soltarte nuevamente , los momentos de pasión bajo la lluvia y ese parque
oscuro y humedecido, las largas caminatas y mi interminable repetición de datos
aprendidos de recortes de revistas. El beso inseguro en una tarde dominical en
esa Alameda, si, cómo el mural de Diego Rivera. Los platos rotos, los gritos
vencidos, las lágrimas derramadas y los silencios malditos.
Algún día
recordaremos nuestra historia y cada quien según su experiencia y la
perspectiva, según el ángulo según lo perdonado o lo trascendido.
No retrocederemos ni un paso, pues con la
mirada al frente caminamos, solo daremos un vistazo al pasado, como quien ve el
camino recorrido y los obstáculos vencidos.
Yo, te amaré en silencio como fue lo
prometido, y tu me olvidarás sin planearlo, sin siquiera haberlo sentido y
estará bien, porque ¿Qué caso tiene lo perdido?
Algún día cada quien
contara la reseña de los sucedido, como quien sobrevive a un accidente mortal o
un hecatombe repentino y las cosas pasarán rápido y las heridas serán aún
fuego, laceraciones que aún duelen con el frío.
Yo te perdone desde
siempre, inclusive, el no haberme amado como decía Nicola, hasta el haberme
dejado ser quien era y la completa libertad de haberte perdido.
En la historia por
lo menos en la versión que tengas de ella, espero que nunca olvides los golpes,
las mentiras, los engaños, lo ruegos negados, los besos vacíos. Espero que
nunca olvides las caricias, los orgasmos, las lágrimas de amor, los besos
eternos, las manos unidas... ese cuartito.
Algún día como
Cyrano de Bergerac te confesare mi amor cobarde y escondido, ese que siempre
guardado se reservó para un final dramático, novelesco, poético un final digno.
Quien escuche mi
historia, por lo menos en mi versión, escuchara un poema idílico de pasión, la
culminación de cientos de vidas al encontrar el real y verdadero amor, como
dijo Jose Alfredo Jiménez: hablare de tu
amor como un sueño dorado, y como canto Marcial "que me lleve la tristeza
antes que sentir rencor".
Siempre diré que
eres lo mejor que me paso en la vida y que como la estupidez humana que
caracteriza a mi especie, me di el lujo de despreciar tan valiosos regalo de
amor por sibarita, egoísta y presumido.
Al final cada quien
vivió la misma trama, sólo que con diferente guion y visión de los sucedido.
Pero lo vivido, lo realmente acontecido, eso nadie, nadie lo sabrá realmente,
ni nosotros para ser honestos y en pos de la verdad a nadie le importará un carajo
saberlo y a nadie le quitará el sueño.
Si, es verdad, todo ocurrió como sucede la
vida, como pasa el tiempo, como esas cosas que suceden en el mundo, siempre que
dos corazones dicen que si.
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