lunes, septiembre 26, 2022

Chachareando

 


En este país de riqueza extrema y desperdicio que es suiza, hay contrastes muy amplios entendidos desde mi visión de vida mexicana. Aquí no hay tiendas de empeño, ni lugares a donde vender tus objetos de valor en caso de una emergencia, simplemente, porque nadie, si tiene un buen trabajo, carece de dinero. Incluso los drogadictos reciben dinero para su droga, para comer y tienen un lugar limpio para dormir.  

Debido a eso, es común ver en las calles cosas ofrecidas de manera gratuita. la gente tiene tanto, que para hacer espacio para tener mas, regalan lo que les estorba. No es raro ver bicicletas abandonadas por doquier simplemente porque las personas que se mudan no quisieron llevarlas para evitar el esfuerzo de cargarlas. También es común ver siempre abarrotados los depósitos de ropa semi nueva, en los contenedores de donación para la cruz roja o las parrillas o asadores que son usados en verano y que son desechadas en otoño, porque nadie les dará uso otra vez durante el invierno. Incluso cada año, estos derrochadores consumistas, compran botes de plástico para navegar en los ríos y lagos, y después de su diversión pasajera, abandonan sus embarcaciones, llegando a crear toneladas de desechos de sus lanchas de un solo uso y rompiendo récord cada año en desechos plásticos.

Esto es Suiza, un país que se dice muy democrático, muy neutral, muy responsable, pero solo es una fachada, que esconde su poca sensibilidad por vivir y por entender la diferencia entre tener y ser.

Basta con saber que esta sarta de débiles morales se drogan para evasión y para paliar su pobre existencia, mucho mas que los franceses o los alemanes, demostrando la realidad oculta de que el tener no te hace mejor, ni te da la felicidad que tanto anhelan.

Desde niño ir a los mercados de pulgas o como les decimos en México el mercado de las chacharas, me resulta sumamente entretenido, me despierta un descubrimiento de tesoros que están al alcance de la mano, y que solo esta reservado para aquellos que conocen su utilidad y su valor. Aquí en suiza tengo algunos mercados de cosas usadas y desechadas muy cerca, que aunque dije que los suizos todo tiran y desperdician, es por eso que haya tantos locales de cosas viejas de segunda mano, como una paradoja a su riqueza y consumo exacerbado y su necesidad de desprenderse de ello cuanto antes.

Como siempre, ver las personas que buscan en esos lugares que  se caracterizan por ser personas desalineadas, mal vestidas y seguramente con bajos estudios. Gente que busca cosas de segunda mano porque dentro de su mente se considera también gente de segunda categoría, si es que eso sea posible que exista, pero así es, como aquí en suiza conviven muchas culturas, es posible distinguir dentro de cuales de esas culturas se encuentran los marginados y los extranjeros, que aun cargan con los vicios y costumbres de sus países tercer mundistas.

Visitar esos mercados de objetos usados, para mi es mas como ir a un museo gratuito y abierto, donde puedo tener una mirada a lo que aun puede ser de uso y funcionalidad para algunos y lo que ya es basura inservible para otros. Puedo tocar y sentir esas cosas que aun quieren una segunda oportunidad para volver a ser útiles. Puedo intuir la historia detrás de muchos cuadros de arte que hay por doquier  o de esos discos de vinilo que en lo general son de música clásica. No creo que compre algo ahí jamás, porque actualmente vivo con una filosofía de dejar de tener para tenerme mas y entre menos cosas poseo, me siento mas liviano para vivir.

Seguiré visitando ocasionalmente esos almacenes, por curiosidad, por ganas de ver la historia diluyéndose en el tiempo frente a mis ojos.

Lo mas divertido de todo en esas visitas, fue que un día el almacén mas grande que se llamaba "casa rosa"por cambio de giro o domicilio regalo todo, y la cantidad de suizos que se dio lugar ahí fue extraordinaria, fue como ver una horda de hormigas rodeando un terrón de azúcar que en pocos días dejaron el lugar vacío, y al ver lo que dejaron, fue gracioso, porque solo quedo la basura de la basura.       

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