martes, febrero 02, 2016

El comienzo de un final. poema de Armando Vega González



Todo empezó, palabra difícil

Para remontar al final de una historia

Que como todas las historias debe concluir

 aunque las grandes historias duren para siempre

Las normales, las humanas, las mundanas

Esas las de a de verás, no

 

Una lágrima sin inmutar, un beso por compromiso

Un adiós sin dolor y un hasta mañana por no dejar

Síntomas de una hecatombe paulatina

Se fue filtrando poco a poco la indiferencia

Y las noches, ah esas noches

 sin un abrazo, sin un buenas noches

Se volvieron cotidianos

 

Todo empezó a terminar

Sin ser capaces de buscar soluciones

Pero no así las ganas de reproches

Cada detalle que podía generar un conflicto

Era una bomba, pero tu nuevo perfume,

Ese nuevo labial, el rubor diferente en las mejillas

Se fue tornando invisible a ojos dormidos

 

Ojos que ya no veían lo hermosa que eres

Ojos que a tu desnudes sólo el rabillo del ojo

Miraba sin deseo, sin pasión,sin fuego

Y la rutinaria modorres se anidó  en nuestra cama

 

Los ojos que me detenían el tiempo

Con una mirada, los labios que me robaban el suelo

Las caricias que electrificaban mis deseos

El vértigo de verte cada día, nueva siempre

Fresca como agua, nueva siempre

 

Deberíamos haber vivido un idilio diario

Deberíamos habernos quedado en la magia de la incertidumbre

Esa maravillosa magia de extrañarte cada noche pensando

En que maravilla sería mañana, cuando la magia se reanude nuevamente

 simplemente al verte caminar llenando de luz cada paso

 

Pero no siempre ganar es la mejor forma de salir triunfante

No siempre un si quiero es la mejor forma de saber si querré

Que toda el agua del mundo no apaga toda la sed que tuve

Ni todas la mujeres de mis sueños paliarán la soledad que sufrí

 

El amor de pareja es una maquinaria perfecta

Que se alimenta de los pequeños detalles

No una máquina de movimiento perpetuo

Que a la inercia del movimiento original

Funciona indefinidamente y sin más accionar

 

Pero no es la culpa de dos líneas

 que no nacieron paralelas dividir su camino

Sólo hay que aceptarlo, como la inevitable muerte

Lo que es natural, transitorio y fugaz

Como el desamor y amor son en su juego

De poder

 

Todos empezó a terminar el día que comenzó

Y ya no quedan cenizas que recuerden el vivo fuego

Ni las algarabías de los días de fiesta

Ni las ollas volteadas y las cazuelas vacías

No queda ni tiempo para parase a remembrar

Sólo un camino solitario que se abre a la expectativa

Del olvido, al hubiera sido y no fue

El hubiera echo y no hice, al hubiera amado y no ame

El hubiera herido menos, un poco menos, tal vez.

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