domingo, mayo 22, 2022

Dejar marca

 


Pensar en miles de años es abrumador, pero es la muestra de presencia que dejaron esos antiguos humanos, quizás sapiens, quizás Neandertales, no lo sabemos con seguridad, pero hace 35 mil años o tal vez 50 mil años algunas personas en sus cuevas que habitaron, dejaron un mensaje en esas pinturas rupestres, sus días, sus animales, sus familiares, solo una necesidad de transmitir que aquí estuvieron algún día vivos.

Cuando las sonda Voyager sea encontrada por nosotros del futuro o alguna otra civilización, tal vez en otros 50 mil años, o tal vez un millón de años, no será otro, que el mismo mensaje que trataron de dejar en las cuevas nuestros primigenios humanos, una simple señal, de que alguien en algún momento tuvo sueños, esperanza en que el futuro existiera, y que en algún evento afortunado alguien sea testigo de que aquí sucedió algo importante.

Es increíble que muchas de las construcciones que ha resistido el paso de los milenios, porque fueron realizadas en el material más duradero que es la roca, aún representa un reto para académicos, arqueólogos y doctos en la materia.

Esas construcciones, son también un mensaje sempiterno que buscaba dar señal de una grandeza, conocimiento y sabiduría que también está lejos de el entendimiento moderno, lejos de idiosincrasias, que solo puede adivinar o con trabajos intuir.

Ya lo decía Victor Hugo en su libro de nuestra señora de Notre Dame <cuando los libros surgieron las construcciones se callaron> y es que aunque el conocimiento está ahí delante de nuestros ojos, este mensaje solo llegará a quien fuera tan inteligente para descifrarlo o hubiese sido instruido por los maestros de logias secretas tan herméticas y antiguas, que es poco probable que alguien de nuestro tiempo tenga la llave para descifrar tal mensaje.

Aún hoy en día, los eventos que se registrarán diariamente en periódicos, revistas o medios electrónicos, difícilmente son 100% veraces o verificables. Todo tiene un interés, un dejo político o una intención mal sana y ambiciosa.

Leyendo el libro de Michio Kaku, universos paralelos, de 2008, me divierte leer esas teorías científicas, que aunque no son tan distantes, muchas de ellas están ya obsoletas, ya que los avances científicos y experimentos realizados en los últimos 14 años, han dado un cambio total a lo que se consideraba muy cercano casi a un paso de resolver la teoría del todo, esa tan elusiva que se encargue de describir todos aquellos fenómenos físicos de entre lo más pequeño o cuántico hasta los más gigantescos, regidos por la relatividad.

Lo cierto es, que en esta aterradora inmensidad de espacio y tiempo estamos condenados a el reciclaje interminable de los mismos átomos, conformados en recipientes de materia con formas diferentes. Y aunque la información jamás se perderá, ya que de alguna manera, cada acto y suceso estará escrito para siempre, dada la naturaleza de que la materia se transforma, pero jamás se destruye, y lo que es peor, todas las formas de decisión, toda forma estadística de suceso material está sucediendo o ya sucedió, dividida en una multitud de universos paralelos o como se dicen que dijo Shakespeare, cada vida se repite infinitamente en teatros múltiples.

De alguna manera me consuela saber  que cada palabra, cada pensamiento, cada acción será eterna, y que de alguna manera, todo está conectado y sincronizado en un equilibrio matemático perfecto, y en un efecto mariposa exponencial, todo debe de ser como es y siempre será.

Es decir, que aunque nos esforcemos por dejar huella, por creer que no somos tan fugaces como realmente somos, con  solo haber existido, ya marcamos huella en la realidad dimensional de la que somos parte.

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