miércoles, mayo 11, 2022

Que no te cachen

 


Hay una frase que dice <<lo peor no es robar, lo peor es que que agarren>>

Y aunque es una frase coloquial, determina la naturaleza humana en su más pura esencia. Resulta una acción tan lamentable y común en nuestra sociedad que me parece increíble que siga siendo una conducta “normalizada”

 Por ejemplo: todos saben que los políticos cobran por sus favores y que hay un tráfico de influencias, que nada tiene que ver con el verdadero interés de ayudar a la población, las dádivas de gobiernos populistas que aseguran el voto para aquellos políticos que hábilmente explotan la necesidad humana. Todo está bien, hasta que son expuestos sus acarreos y sus coacciones para movilizar masas de gente en defensa de interés políticos particulares, y cuando les cae encima la denuncia pública o el escándalo mediático, hacen caer a algún pendejo de menor rango, si es que hay alguna pizca de justicia, después de eso actúan como si fuera un evento raro y muy poco común y siguen trabajando como si nada hubiera pasado.

Podría ser el caso como el del ex presidente de México Felipe Calderón, que siempre estuvo rodeado de escándalos y corrupción en sus más cercanos círculos de colaboración y aunque algunos de ellos han caído, el se hace víctima de inocencia e ingenuidad cuando todos sabemos que a esos niveles de poder nada está fuera de tu conocimiento. Ahora la historia se repite pero de una manera más grotesca, terrible y vergonzosa en el gobierno del actual presidente López Obrador, donde sus familiares y colaboradores más íntimos están encharcados de un lodazal de corrupción, de la cual el inútil mandatario dice estar libre de culpa y responsabilidad.

Y todos saben que este nuevo gobierno es no solo corrupto, es inepto e irresponsable, además de cínico, pero como siempre, todos actuarán de que tal vez no es así, solo porque no hay denuncias ni encarcelados.

Es como el caso de Rosario Robles una delincuente de cuello blanco que ha sido mano derecha de cualquiera que le llegue al precio, ahora indignada por ser según ella presa política, pero que en cuanto se demuestre sus corruptelas escondidas, seguramente seguirá defendiendo su presunta inocencia.

Desgraciadamente esa forma de ser del ser humano es una conducta constante y común en su comportamiento social, es de todos sabido que a cualquiera que pueda influenciar el comportamiento social masivo, recibe una gran cantidad de dinero, simplemente porque el mono ve y el mono hace.

Hay decenas de reportajes donde se ha demostrado una y otra vez que las taquerías y bufetes baratos comercian con carne de perros, de gatos, de ratas y demás productos que se puedan disfrazar por carne de res, sin embargo la gente busca el precio barato y el sabor mediante aceptable, claro todos estigmatizarán a la taquerías que sea agarrada infraganti, pero no de todas aquellas que siguen y seguirán funcionando con su normal forma de hacerse de la ganancia fácil y rápida.

Cuando los humanos quieren aprovechar la oportunidad de hacer lo que les plazca, no sin miedo a las consecuencias, si no más bien miedo a ser sorprendido realizando tal o cual acción de dudosa moral, es ahí donde como sociedad debemos reflexionar ¿que es lo que nos estamos haciendo? porque cualquiera de esa conductas puede llegar a afectar alguna vez nuestra forma de vivir.

Cuando una misógina tan maldita, tan asesina, tan monstruosa se desató en ciudad Juárez, con las personas más indefensas, mujeres pobres y trabajadoras de maquilas, las cuales son invisibles y reemplazables, con un 100 % de impunidad, ya que cuerpos hay cientos, tirados en el desierto, mientras que en las cárceles no hay responsables. Esto sucedió gracias al nivel de impunidad en México que es alarmante, sumado a la incapacidad de lo seres humanos de ser mínimamente empáticos con el dolor ajeno.

La libertad del diablo es aquella que se desata cuando el riesgo que te atrapen o te castiguen es mínima, entonces la sociedad se descompone a un nivel acelerado, tan terrible y tan agresivamente, que se vuelve común encontrar fosas comunes con 200 cuerpos sin que se finquen responsabilidades, se vuelve común que te asalten en el transporte, que te acosen en cuanto salgas a la calle o viajes en transporte público.

Las leyes son el único freno al canibalismo social, a la degradación humana, pero este miedo de ser atrapado es el único medidor de la conducta moral que se desborda al darse cuenta de que en el país de no pasada nada, puedes matar, violar, extorsionar y actuar en total impunidad, desde los niveles políticos más altos, hasta el vendedor de perros en las taquerías.

<<Cuando los delincuentes y asesinos se ocultan en la espesura del bosque, a la chingada, hay que quemar el puto bosque>>

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