Suponiendo que un día el tiempo
cure las puertas prohibidas
Los patios vacíos de propiedad privada.
Suponiendo que un día
me hables naturalmente
como si no te hubiera herido tanto.
Supongamos que podemos respirar
este aire contaminado
Esta indiferencia generalizada.
Supongamos que ya no me importa
Con lo que sueñas y los lugares
desde donde me visitas
En mis propios sueños.
Supongamos por un momento
En que ya no me eres indispensable
Cuando llueve, cuando tengo frío,
cuando te extraño.
Supongamos que regreso de mi auto exilio
Y me esperas con lágrimas en los ojos
El corazón lleno de futuro
y las mejillas encendidas.
Supongamos que está no es
una declaración de amor
Una oración esperanzadora
Que como toda oración
Es lanzada a el beneplácito
y capricho de un Dios dormido
Supongamos que no estoy pagando
Mis propios pecados, mis propios silencios
Mi violencia, mi descaro, mi vivir.
Supongamos que no muero cada día
Cada segundo, cada vez que respiro
Este vacío de todo y este lleno de nadie.
Supongo que no puedo negar
Todo lo que soy, ahora mismo
Todo lo que fui, apenas ayer
Y todo lo que sigo siendo
Aún inserto, en todo lo fuimos
Supongamos...
que esto no es un adiós.
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