vivimos en un mundo donde la obsolescencia programada se festeja, dónde la prisa y la angustia sembrada en nuestros corazones es apaciguada por nuestra imperiosa necesidad de objetos comerciales implantados en nuestro deseo.Esa necesidad de consumir y justificar el tiempo invirtiendo en nuestro trabajo.
Antes los objetos comerciales eran productos ofrecidos mediante el impacto publicitario, generando sorpresa y emoción en el potencial cliente, hoy en día toda la basura comercial se posterga creando una necesidad y deseo por corporativos maliciosos que saben más de nosotros de lo que pensamos.
A estos corporativos y consorcios dueños del mundo les hemos dejado la puerta abierta de nuestros sueños y deseos más íntimos gracias a esos mismos objetos electrónicos que nos escuchan y monitorean constantemente y peor aun exhibiéndonos voluntariamente en toda la red social que este de moda.
Desgraciadamente no sabemos a ciencia cierta el poder que le otorgamos a esos consorcios y firmas que controlan la tecnología actualmente, el que ellos sepan nuestros deseos y ambiciones, incluso antes que nosotros mismos los racionalicemos es una gran responsabilidad para el futuro, y como la civilización se desarrolle y evolucione, es y será en relación a todo ese material de aprendizaje conjunto que está ahora en sus manos.
Nadie deberían comprar un artículo más hasta que se detenga ese monitoreo ilegal, nadie debería usar una red social que además sirva para expiarnos (peor aun por decisión propia), hasta que se detenga la intromisión de terceros con intenciones inciertas.
Pero la realidad es otra, la gente disfruta los beneficios de la tecnología sin pensar en el riesgo que conlleva su uso y en lo que se convertirá toda esa información que se usará para después controlar una población mundial hacia un oscuro propósito, que hipotéticamente puede ser el de un solo gobierno mundial y totalitario que nos controle cómo animales.
Las libros de historias el futuro sabrán que todo empezó con la llegada a nuestras vidas de un iPhone y Facebook y todo cambio para siempre.
No digo que son malas las herramientas de comunicación y conocimiento actúales, pero si es malo no cuestionar el poder que tienen ciertas empresas con el control de todos nuestros movimientos sociales, deseos, y ahora hasta el control de nuestros ritmos metabólicos en base a las nuevas tecnologías que están por inundarnos.
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