sábado, septiembre 03, 2016

No puedo



No puedo dejar de escribirte, aunque se que nunca posarás otra vez tus ojos en mis letras, o en la luz que me refleja.

No puedo dejar de escribirte de lo mucho que significas para mi, lo mucho que eres en mis despertares cansados y mis pocas ganas para continuar un día más.

No puedo dejar de escribirte esas cartas que te debía, que deje de escribirte, cuando te hubiera importado, cuando hubiera contado, y tal vez, restado unos días menos a mi condena perpetua.

No puedo dejar de contarte lo mucho que me dueles, lo mucho que me faltas, lo mucho que ya no puedo seguir esperando que algo cambie, que alguien me despierte de esta mala noche de imaginaciones cansadas.

No puedo dejar de escribirte lo que ya sabes, lo que no te dije, pero que intuías que sucedería, eso, que como maldición dictaste en cada evento que aconteció y que ahora rememoro.

¿Que más falta por decirte que no te haya escrito ya?¿Que más falta por reprocharme que no me atormente más? que si alguien te  lo dijera, que si alguien te lo contara, pero nadie le importan las penas de un mendigo en infortunio.

Pero aquí sigo una noche más expiando mis culpas, ahogadas en mares de silencios, en llamadas nunca completadas, en letras en la ignomia pérdidas.

Si algo falta por escribirte de mi agonía, de mi terrible soledad, vamos pues, que tal vez está noche ingrata y terriblemente fría salga toda esa pena que me desborda, que inunda mis ojos, que tiembla mis manos, debilita mis latidos y entristece mis delirios.

Seré repetitivo y falto de pericia en la poesía, la lírica o la cursilería, seré reiterativo, pero ¿Que falta por decirte que no te haya dicho en mis gastadas noches sin dormir en mis cansadas letras por decir? Nada hay ya que mi alma no exprimió de mis melancólicas memorias, de mis cobardes actos inconclusos, de mi estúpida manera de haberte tenido y perdido.

No dejare de escribirte mientras las penas me sobren y las sombras me inunden, mientras tu luz no aparezca en mis cansados ojos de mirar. No dejare de contarte eso que ya no te importa, ni te incumbe, que no te inmuta, ni te acongoja. No dejare de decirlo para poder entenderlo, una vez tal vez, una vez por primera vez, que ya no estás, que nunca estarás más, y que estamos muy lejos de ser lo posible, lo perdido, lo enterrado.

Pero por las dudas, por si una vez un milagroso evento casuístico cruza mis letras con tu acontecer, de un día posible, futuro y lejano, debes saber que estoy aquí, aún soñando contigo, aún viviendo de tus días que fueron lo único que contó en los días que viví, aún al calor de tus besos, al recuerdo de tus caricias y al fuego de un amor que se extinguió en ti, pero que nunca pudo morir dentro de mi.

No puedo dejar de escribirte por miedo a que la maldita esperanza ahora si se rinda y no me quede ya nada más por vivir y así, ahora si, no me quede más que decirte, nada más que contarte.

 

 

                    

No hay comentarios.: