Hace 17 años deje
de estar al pendiente de un horario, de un jefe, de una rutina, de un
tráfico automovilístico y las cosas transcurren sin prisa con
calma. Cuando me alimento tomó mi tiempo, puedo estar en ese momento
mucho más tiempo que la gente que me acompaña, porque ellos están
entrenados para vivir de prisa.
El hombre con el
implemento de un mundo industrializado empezó a seguir rutinas
horarios, esquemas, pirámides de producción eficiencia y
organización.
En el pasado la
gente no sabía su edad, no celebraba cumpleaños, no tenían
relojes. solo se median las lunas, las estaciones, porque sólo así
sabías los ciclos de la agricultura, indispensable en todas las
épocas para sembrar o cosechar.
Muchos de los héroes
y míticos conquistadores lograron todas sus metas y conquistas mucho
antes de cumplir 30 años que en tiempos remotos era la edad en la
que ya te estabas retirando a descansar y vivir de lo que sembraste
en conocimientos riquezas y vivencias.
El hecho de que la
gente viviera sin horarios, sin años, sin límites, hacia que la
gente viviera al máximo, sin ajustar su vida a un esquema futurista,
ni planes de retiro. los grandes descubridores y músicos murieron
jóvenes, pero lograron la culminación de su obra alrededor de sus
20 años.
Hoy en día los
horarios, las rutinas son el cimiento de una vida visualizada en el
retiro, visualizada en la pensión. porque para muchos ese es el
momento en que tendrán tiempo para empezar realmente a vivir.
Mi vida está
regulada por las ganas que tenga de vivir, por las ganas que tenga de
crear; para mi el tiempo es aprovechado en cuanto logre crear algo y
dedicar mi tiempo a esa creación. mi tiempo está valorado en cuanto
pueda aprender algo y este aprendizaje construya mi pensamiento y lo
hace mejor para discernir y criticar la vida.
La gente siempre me
dice que no represento mi edad, pero yo no me considero lo que mis
años dicen, yo me entiendo como un niño en desarrollo, que busca
sorprenderse con las cosas simples y que busca en ese estado mental,
vivir como un niño en el momento presente, con toda la intensidad de
la vida y sin las preocupaciones de los crecidos adultos.
Cuando alcancé la
iluminación ese día habré nacido, en ese momento empezaran a
contar realmente los días, las horas y los segundos, hasta entonces
seguiré siendo un dormido entre dormidos, con sueños más hermosos,
porque así quiero que sean.
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