domingo, enero 25, 2015

El beso del adios



Fue un escape, una salida, fue dejar atrás años de mentiras, años de daños, que se fueron acumulando como polvo en las estanterías abandonadas.
Fue un momento frio, pensado, calculado, distante, como las cosas que son fuera de nuestro cuerpo, para que no duelan, para que no dejen esa marca imborrable que queda firmemente en nuestro corazón.
¿Fue innecesario tanto dolor, tanta soledad, tanta angustia tanta tristeza encerrada, sin un atisbo de esperanza? o fue pertinente en su momento justo de pagar aquellas lagrimas que provoque.
¿Fue él? ¿Fui yo? ¿Fue el tiempo? ¿Fue ella? No puede juzgar a nadie por amarte como yo no lo supe hacer, no puedo odiar a quien te sabe cuidar, sabe encender, sabe conocer.
Fue un beso esperado y soñado el que empezó esta historia que te desearía nunca hubiera ocurrido en tu pasado, presente y futuro. Más si deseo que permanezca en mi para siempre, porque es la única luz que guarda mis largas noches de oscuridad y frio, además de soledad.
Fue una cobardía mía permitir que el tiempo te arrebatara de mis brazos, de no luchar con todo mi amor por lo que hoy me hace falta, como el aire mismo, como la vida misma, que se esfumo con mi loca carrera por vivir.
Fue una despedida con mucha antelación, cuando no conteste las llamadas, cuando no respondí las alertas que daban a entender que estabas escapando de mis brazos y yo de tu corazón.
Fue un beso frio, porque no fue planificado, fue el beso jamás esperado, el beso que nadie quisiera dar, ese beso que no creo que un día imaginara en mi mente, el beso de despedida, el último beso de adiós, ese beso que sabes que será el último, en una mujer que supo temblar en tu cuerpo, que supo amarte, que supo dormirse en mis brazos, mientras confió en mí.
Fue como las cosas que ya no son, como las cosas que tienen que dejar de ser, en pos de reconstruir sobre la destrucción nuevos cimientos que nos permitan comenzar de nuevo.
Mis canciones te dicen: me ves sigo aquí, amando lo que fui, lo que me construyo, lo que me edifico. Hoy debería regresar al mar todas las lágrimas que me presto y el corazón devolver con una nota de perdón. Hoy naufrago en mi cama, sin que me rescate tu mirada… otra vez.
Ya lo dijo mejor Filio: espero que te miren otros ojos, que te enciendan otras manos y tu yo solo irnos desdibujando poco a poco.

armando_vega@terra.com.mx

Enamorarse y no

Mario Benedetti 

Cuando uno se enamora las cuadrillas
del tiempo hacen escala en el olvido
la desdicha se llena de milagros
el miedo se convierte en osadía
y la muerte no sale de su cueva
enamorarse es un presagio gratis
una ventana abierta al árbol nuevo
una proeza de los sentimientos
una bonanza casi insoportable
y un ejercicio contra el infortunio
por el contrario desenamorarse
es ver el cuerpo como es y no
como la otra mirada lo inventaba
es regresar más pobre al viejo enigma
y dar con la tristeza en el espejo.







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