miércoles, diciembre 21, 2016

Vincent



Lo que hace maravilloso a Vincent van Gogh en mi opinión, es que aunque él era un hombre muy religioso, ya que de hecho fue Pastor en una comunidad de mineros, es que no pintó escenas bíblicas, ni busco hacer de su expresión artística el medio de imponer sus creencias personales. Pero más allá de eso lo que lo hace grande entre los grandes es que si supo ver a Dios en su creación y con el fuego de su amor y su odio de su desprecio por lo establecido, lo acartonado y reciclable. Tener el talento de  poder inmortalizarlo, por un momento en algunas de sus pinturas más emblemáticas. Se dice que noche estrellada es la visión distorsionada de las lágrimas cayendo por sus ojos mientras contemplaba las estrellas.

He disfrutado sus pinturas con deleite, esos trazos bastos de pintura, casi tridimensionales, con trazos tan firmes, tan enérgicos, pero a la vez tan sutiles y suaves. Es la expresión de un hombre enamorado de lo que estaba haciendo y de lo que estaba viendo también.

Unos girasoles que estaba muriendo, y que logró congelarlos en el tiempo, mucho más tiempo del que el tendría en este mundo físico.  

Se dice que Vincent pintaba con locura, con desesperación,con la vehemencia de su paranoia y psicosis. Pero yo veo un amor que no podía ser explicado con palabras, un amor por lo cotidiano, por el presente, eso que sucede en cada instante y que es en sí mismo una obra de arte. Pero solo aquellos privilegiados sensibles de la vida, buscan congelar, para poder mostrar a los ciegos de vida que sucede cuando realmente puedes ver.

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