La familia y demás castrantes
Me encantan los diseñadores
de vidas, los diseñadores sociales, esa treta de la familia está de lujo. Te
arraiga a un trabajo de mierda todos los años o mejor dicho los mejores años de
tu vida, te arraiga a una tierra, a una rutina
a soportar humillaciones y dar la vida si es necesario, por un amor
apegado, por un amor enfermizo, mal comprendido y entendido. Los bombardeos en
la publicidad, en las series, las películas, las canciones, los libros y hasta
la mala educación de la escuela es brutal. Te inyecta de valores Morales
inexistentes en la lógica de la realidad, explota el sentimiento humano más
vulnerable, que es el sentimiento de perpetuidad, el sentimiento de pertenecer
a una sociedad que es tuya y nada más porque es consanguínea. Te explotan el
sentimiento de encajar dentro de un club privado, donde tú eres una parte
fundamental de su funcionamiento. Que terrible engaño para la psique tal
sodomía de pensamiento de una relación para siempre, de un enlace irrompible y
sólo sesgado por la muerte. Es tal la manipulación mental a la que nos
entrenaron creer, como animales en cautiverio, que es más que lastimosa a la vez
risible, si no fuera tan cruel.
El término familia, la
clasificación de grupos por apellidos y razas distintivas y hasta estatus
sociales es muy bien acogido por la masa, por la plebe y aún por la realeza
siendo más distintivo en ellos rangos, nombres, abolengos y distinciones.
La educación generalizada
está basada en sentimientos de pertenencia, es decir que por derecho me
pertenece mi padre, madre, hermanos y de más consanguíneos y son mi prioridad
en cuanto tenga oportunidad de beneficiarlos o beneficiarme de ellos.
He conocido núcleos
familiares que son verdaderas camadas animales, que salen a comer juntos a los
mismos sitios cada semana, que salen en enjambre a las vacaciones obligadas y
que todo lo que sea social, siempre es como si de un cardumen se tratará. Esta
tradición o comportamiento humano social es desarrollado una vez más con el fin
de crear divisiones; ya lo ilustró de manera genial Shakespeare en su confrontamiento
de familias en Romeo y Julieta.
Siempre que tú pienses que tus hijos te pertenecen,
que tus padres son tu obligación o responsabilidad o eres obligación y
responsabilidad de ellos, ahí es donde empieza la disfunción social. Yo no veo
como un gordo panzón con sus cadenas de oro en el cuello, su puro, su ostentoso
auto y su mujer muda y sorda pueden educar a un hijo, que será un verdadero
hijo de puta con los años, por obvias razones. Yo no veo como tu apego por tu
viejo y decrépito padre que tiene más cuidados que un niño recién nacido y sin necesidad de tales, solo por tu exageración
de miedo a su muerte, puede ser amor.
Yo no veo cómo es que mi
vecino que está ligado al útero de su madre con sus ya 60 desgastados años,
pueda madurar emocional o socialmente.
Un lobo solitario es una
maravilla, pero muchos son una jauría, ya lo decía Facundo, Dios me libre del viacrucis
de parientes.
Lo peor de todo son las
familias añadidas, cuando te toca sin deberla ni temerla cargar con la familia
de tu pareja o la de la pareja de tus hijos, la cual tienes que aguantar,
soportar, adaptar a tu medio y lo peor de todo la tienes que querer
hipócritamente, todo en pos de las buenas normas y la civilidad.
A mi buen amigo y compadre
que a sus 40 años aún vive con mama y
papa, que aún le hacen sus fiestas de cumpleaños con globos y pastel y que me
dijo muy seriamente: y porque he de crecer, madurar, independizarme, he irme,
si aquí me alimentan, me miman, me lavan la ropa y me atienden, totalmente
gratis.
La enfermedad social que se
llama familia es un mal arraigado en la psicología humana y es un bache en el
crecimiento del espíritu humano, es un apego enfermizo que te obliga a
retribuir o aprovecharte de un estandarte particular y que te separa en grupos
con el fin de la individualización social, de la separación. Así como lo hacen
con las razas, las banderas, los credos, las jerarquías y status sociales.
Sé que es una forma de vivir
socialmente generalizada y que no hay horizonte de una solución mejor, muchas
de las personas que conozco por no decir, todas las personas que conozco, se
horrorizarían sólo de pensar en estar lejos o fuera de su núcleo familiar,
fuera de la ilusión de bienestar y progreso, que es la motivación de los hijos,
padres o demás pegostes genéticos y que sin esta fuerza vital motivadora, sus
esfuerzos por crecer, vivir, desarrollarse y progresar no tendrían sentido.
Pero bueno no quiero irme sin
mostrar una de las soluciones a este conflicto social, que es el bien generalizado,
en vez del bien común y egoísta como siempre.
Algunos estudios sociales que
resultaron ser muy beneficiosos para la humanidad, dieron como resultado
después de muchos experimentos, que si la gente dentro de una comunidad social
organizada deja de tener apego y derecho de propiedad por hijos, territorios o
credos, si todos los padres y madres son responsables del bienestar y educación
de todos los hijos en general, si cada quien pone sus cualidades natas, su
vocación febril en el desarrollo y potencialidad de la comunidad en general, el
Progreso, amor, auto estima, desarrollo,
se incrementa de una manera impresionante. Comunidades prosperas en
E.U.A, China, Brasil, India y Rusia, sustentaron este modelo social con altos
niveles de satisfacción plenitud y desarrollo en su población ¿Qué tiene de
malo y porque no se aplica esta conducta social que acabaría con las
guerras, el racismo y demás conflictos
relacionados con el apego? Pues que los términos de patria, gobierno,
monarquía, religión desaparecerían como por arte de magia y como los
diseñadores sociales y parias políticos y sacerdotes viven de los idiotas,
obviamente no les conviene despertarlos.
armando_vega@terra.com.mx
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