jueves, noviembre 24, 2016

El pajaro




Cada tarde un pájaro venía al porche de una casa y cantaba de una forma tan espectacular que poco a poco la gente empezó a tener curiosidad por tan singular evento. Primero fueron unas sillas y algunos espectadores, después  ya fue todo un pueblo el que quería escuchar tan majestuoso espectáculo, natural y espontáneo.
Al terminar el pájaro su canto el cual era ajeno a todos aquellos expectantes humanos este se retiraba volando a seguir realizando su vida de manera natural. Hay quienes ya pensaban en comercializar el canto del pájaro, hay quienes pensaban captúralo y dentro de una jaula poder exhibirlo y cobrar dividendos por tal portento.
Muchos otros conmovidos por la música que emanaba naturalmente de esa pequeña ave dejaban ofrendas, construían santuarios, que el pajarito desdeñaba obviamente.
Como la sabiduría de un cuento sufí expuso hace muchos años, el canto del pájaro no es un trabajo, ni una dádiva, ni una vocación, el canta porque es su naturaleza, el canta porque si no canta se muere y ya, punto no hay más misterio es lo que es, no canta por ti ni, para ti, el solo es libre en su actuar y se expresa con ello.
Pero ¿Cómo parar la ambición humana? alguien subió un video del pajarito singular a YouTube y de la noche a la mañana el pájaro fue un fenómeno mediático, de pronto todos querían tener un pájaro igual, lo que provocó que en poco tiempo dichas aves entrarán en la lista de animales protegidos por causas de extinción, provocada otra vez por los humanos como siempre. Algo parecido a lo que ocasionó la película buscando a Nemo y las consecuencias trágicas para la especie del pez payaso.  
Lo complicado del caso es que el pajarito solo cantaba en condiciones especiales en ciertos climas y por diversas razones, razones que claramente no tenían que ver con su cautiverio y  o la explotación artística.
Como todo lo novedoso y mediático con el repetir de su rutina se vuelve a la par del tiempo un espectáculo aburrido a ojos de voraces consumidores que siempre buscan lo nuevo, lo que sorprenda, lo que de mejores trucos y entretenimiento.
Por fin el pajarito fue libre de atención no buscada, ni pedida, cada tarde siguió haciendo de su canto, su vivir, como cada tarde, como lo hicieran sus ancestros muchas generaciones atrás de él y como lo harán sus generaciones venideras.
Sin más que vender, buscar o ambicionar que la expresión natural de su propia esencia.

Moraleja: todos somos como el pájaro, tenemos un canto por expresar qué no busca ser oído, comerciado, encerrado, ni atendido pero que sale de nosotros sin que podamos hacer nada por remediarlo o impedirlo, es nuestra obligación hacer de nuestro canto personal la pasión de nuestra vida, y al encontrarlo, defenderlo y expresarlo con todo el corazón.

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