viernes, marzo 13, 2015

El amor no se hace, el amor te hace



Todas las parafilias provienen de daños traumáticos psicológicos adquiridos en la niñez, he interpretados y reproducidos en actos sexuales en la edad adulta. Homosexualidad, voyerismo, pedofilia, necrofilia, coprofilia y demás parafilias, son enfermedades mentales no resueltas, muy dañinas para la persona que las realiza y generalmente a las personas a las cuales se les práctica.
Conocerte es amarte y solo aquel que se ama, pude amar a otros.
El sexo es una de las fuerza de la naturaleza más incomprendida, menos estudiada, mucho más practicada, pero nulamente plenificada.
Estamos en una sociedad enferma que mediante un acto que debería ser de amor como es el sexo, este se convierte en un arma de desfogue, de placer egoísta, que tiene un efecto secundario que jode toda la ecuación, los niños no deseados, creando así esta sociedad no deseada.
El sexo es un conocimiento del amor por la naturaleza, es decir todo lo que existe. Porque entendido el valor de ti como ser humano o más bien la originalidad de tu existencia y la oportunidad de expresar esa originalidad dentro del cuerpo de una mujer o si eres mujer recibiendo esa originalidad en el encuentro intimo con un hombre, es decir las leyes que rigen la naturaleza, desde su creación. El bien y el mal, el día y la noche, el frio y  el calor, como es arriba es abajo. Esa danza explicita de la naturaleza, entendida en el hermoso regalo del acto sexual,  no por placer, no por egoísmo, no por negocio, más bien como un acto de creación, una transmutación, un vórtice, donde te pierdes, pero al mismo tiempo te encuentras, dejando de ser tú, pero siendo todo lo que eres. oximorones difícilmente explicados, hasta que los vives, hasta que los experimentas.
El amor no se hace, el amor te hace, te da sentido, te da presencia, porque la vida sin amor es la nada, es el vacío, porque el sexo sin amor es solo copula, es solo un acto mecánico que te carcome, te pudre, como el óxido al metal.
Llegar a ese punto realmente pleno del acto sexual, es una búsqueda ardua del conocimiento de tu presencia en este mundo, es una búsqueda incansable de tu esencia como creación, una renuncia al ego y al deseo en pos de experiencias más grandes, más reales, más plenas,  y divinas.

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