Creo sin lugar a dudas que la igualdad de género de derechos y obligaciones debe ser respetada sin debates o exclusiones. No tengo ninguna duda al respecto sobre las capacidades de la mujer para realizar cualquier actividad laboral, deportiva o artística a un nivel equitativo y por lo tanto remunerado, sin distinción alguna.
Lo
que si tengo en consideración es que la mujer necesita un hombre que
la guíe, un hombre con carácter y fuerza, con decisión y
dirección. que le ponga a la mujer un sentido de seguridad, no
porque no lo tenga en sí misma o lo tenga que buscar externamente,
es simplemente una reminiscencia de la evolución y adaptación como
especie. Una mujer cuando se le deja a la deriva, con una pareja
débil y sin criterio, es cuando se va perdiendo el control de la
situación de pareja. es como el baile, el hombre tiene que guiar a
la mujer, no controlarla, pero si darle la pauta para que ella brillé
en su propio movimiento, pero sabiéndose, asistida, sostenida y
confiada en las manos de su hombre. Es común que cuando el hombre
carece de coraje, decisión y guía, la mujer tome el rol dirigente y
ahí sucede algo que no es natural, algo que deja de estar en
equilibrio y este desbalance puede resultar en ocasiones sin
consecuencia, pero muchas de las veces alterara el orden y sentido de
la relación, tornando está en enojos y frustraciones que se
acumulan con los años. No hay que confundir con dominación machista
y egocéntrica, hablo de guiar con inteligencia y fuerza de espíritu
a una mujer que en su naturaleza intrínseca desea ser guiada y
protegida. En el sexo sucede la misma cuestión por la posición de
los órganos sexuales, la mujer toma el rol de receptora, de sumisa,
ante la embestida del macho, que necesita tomar a la mujer de una
manera rítmica pero controlada, de la misma manera que una
danza conjunta armónica. La mujer gusta de ser sometida con
inteligencia, pero no con violencia. ella gusta de saberse guiada,
asistida, porque de esa manera, respetara y asistirá de igual forma
a su hombre y no hablo de ninguna manera de una forma monárquica o
dictatorial o fanática religiosa, hablo de una armonía que se
observa en la naturaleza y las leyes que la rigen. Cuando algunas de
las mujeres que decidieron aún en su matrimonio ceder a un momento
de pasión con el que escribe estas líneas, su decisión estaba más
enfocada en romper la monotonía y falta de control que ejercían sus
parejas. y en su espíritu libre, darse el gusto de saberse
sensuales, apetecibles, dominables, arrasadas por la fuerza de una
pasión perdida y mellada por años de monotonía matrimonial. No es
algo que me enorgullece haber hecho a los fieles y buenos maridos,
pero si no pueden o no saben controlar a sus mujeres en su
pasión, fuego y espíritu, entonces el río buscara su cauce
natural al mar, y no hay obstáculo que se lo impida.
armando_vega@terra.com.mx
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