martes, marzo 17, 2015

O la dominas o la prestas o la cedes.




Creo sin lugar a dudas que la igualdad de género de derechos y obligaciones debe ser respetada sin debates o exclusiones. No tengo ninguna duda al respecto sobre las capacidades de la mujer para realizar cualquier actividad laboral, deportiva o artística a un nivel equitativo y por lo tanto remunerado, sin distinción alguna. 
Lo que si tengo en consideración es que la mujer necesita un hombre que la guíe, un hombre con carácter y fuerza, con decisión y dirección. que le ponga a la mujer un sentido de seguridad, no porque no lo tenga en sí misma o lo tenga que buscar externamente, es simplemente una reminiscencia de la evolución y adaptación como especie. Una mujer cuando se le deja a la deriva, con una pareja débil y sin criterio, es cuando se va perdiendo el control de la situación de pareja. es como el baile, el hombre tiene que guiar a la mujer, no controlarla, pero si darle la pauta para que ella brillé en su propio movimiento, pero sabiéndose, asistida, sostenida y confiada en las manos de su hombre. Es común que cuando el hombre carece de coraje, decisión y guía, la mujer tome el rol dirigente y ahí sucede algo que no es natural, algo que deja de estar en equilibrio y este desbalance puede resultar en ocasiones sin consecuencia, pero muchas de las veces alterara el orden y sentido de la relación, tornando está en enojos y frustraciones que se acumulan con los años. No hay que confundir con dominación machista y egocéntrica, hablo de guiar con inteligencia y fuerza de espíritu a una mujer que en su naturaleza intrínseca desea ser guiada y protegida. En el sexo sucede la misma cuestión por la posición de los órganos sexuales, la mujer toma el rol de receptora, de sumisa, ante la embestida del macho, que necesita tomar a la mujer de una manera rítmica pero controlada, de la misma manera que  una danza conjunta armónica. La mujer gusta de ser sometida con inteligencia, pero no con violencia. ella gusta de saberse guiada, asistida, porque de esa manera, respetara y asistirá de igual forma a su hombre y no hablo de ninguna manera de una forma monárquica o dictatorial o fanática religiosa, hablo de una armonía  que se observa en la naturaleza y las leyes que la rigen. Cuando algunas de las mujeres que decidieron aún en su matrimonio ceder a un momento de pasión con el que escribe estas líneas, su decisión estaba más enfocada en romper la monotonía y falta de control que ejercían sus parejas. y en su espíritu libre, darse el gusto de saberse sensuales, apetecibles, dominables, arrasadas por la fuerza de una pasión perdida y mellada por años de monotonía matrimonial. No es algo que me enorgullece haber hecho a los fieles y buenos maridos, pero si no pueden o no saben  controlar a sus mujeres en su pasión, fuego y espíritu, entonces el río buscara su cauce natural  al mar, y no hay obstáculo que se lo impida. 

armando_vega@terra.com.mx     
          


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