Mi tío Gabriel Gonzales en una buena bienaventuranza o en una
rara coincidencia, grabo en un casete desde la radio que sintonizaba radio
educación, que marcarían mi gusto musical hasta la fecha. Una tras otra estaban
grabadas de una transmisión ya programada, sin un orden en específico. Las
canciones sucedían una tras otra, pero en su contenido traían una nueva gama de
sonidos y sobre todo de poesía lírica que llegaba a mi alma, como respuesta de
lo que siempre busque, en lo que a la música respecta.
La primera canción “Hoy ten miedo de mi” de Fernando
Delgadillo después venia “Piano de Genoveva” poema musicalizado por David Haro,
la tercera era si chantito se va al mar de Armando Chacha la siguiente era una
obra de Mendoza y Macondo llamada “mírame”
Estos cantautores formaron parte de una busque da musical
hasta el momento de poderlos conocer personalmente y hablar con ellos de esta
anécdota en su tiempo, ya que lo raro fue que estos cantautores así en su orden,
son los que me han influenciado he impactado musicalmente. Marcando un antes y
después en lo que a mis gustos musicales y composiciones personales se refiere.
La primera vez que conocí a Fernando Delgadillo fue en la sala
ollinyoliztli presentaba su disco “primera estrella de la tarde” ya tenía yo
“de vuelos y de sol” aunque no me gusto el disco de principio, ya que no
encajaba en el encanto de esa canción mágica que es estandarte de Fernando, con
el tiempo descubrí cosas diferentes pero muy entrañables. Ese mismo día conocí
a Gonzalo Ceja, que me ha gustado mucho hasta la fecha, aunque no comparto su
amargura por la cultura prehispánica perdida y rescatada actualmente por él.
También alternaba Enrique Quezadas que en ese momento no llamo mi atención,
pero que con el tiempo se convirtió en uno de los más influyentes en mi
pensamiento filosófico actual, gracias a pláticas y consejos que en su tiempo
me dio. Al final del concierto, mientras la gente aplaudía de pie, yo me dirigí
al escenario ante la mirada curiosa delos espectadores y felicite a Fernando y
le dije así: muchas gracias por hacer tan hermosa canción. Siempre he sido
así, haciendo cosas que los demás solo imaginan, pero no se atreven.
A David Haro lo conocí gracias a la radio, ya identificando
por su característico timbre de voz en mis noches de insomnio y radio, me tope
en una emisora de AM con una mujer que charlaba casi cada noche con él, en un
programa de radio que estoy seguro, muy pero muy pocas personas escuchaban. Tenía
grabaciones con un valor inmenso para mí, pero que con el tiempo se perdieron.
Lo que más me impresionaba era la magistral manera de tocar la guitarra, así
como esas armonías tan raras y disonantes que rompían con todo lo conocido para
mí. Estas escuchas diarias de madrugada, me llevaron a saber que se presentaría
en el café de nadie, un recinto cultural cerca del centro médico. Llore de
emoción al escuchar en vivo esa voz y esas canciones que marcaron mi sensibilidad
y mi juventud. Ese día también reencontré un amigo, Julio Méndez, que estudiaba
en la facultad de psicología conmigo, por ahí de 1995. Gracias al gusto que
compartíamos por David Haro, retomamos una amistad que continua hasta la fecha.
Fuimos juntos muchas veces a los íntimos, un centro nocturno que presentaba “La
bohemia” una mancuerna que compartía David Haro, Marcial Alejandro y Rafael
Mendoza y después entre copas y pláticas de borrachos, al final siempre compartimos
consejos y anécdotas de estos tres grandes compositores. Ahí coci y tuve
grandes momentos con Salvador el negro Ojeda, Oscar Chávez, Pepe Hinojosa,
Edgar Oceransky, Estela Núñez y muchos otros que ahora mismo no recuerdo el
nombre. Mi amistad con David Haro, llego hasta el punto de compartir para su
análisis letras de mis canciones y una portada que diseñe para un casete y que
tuvo mucho que ver con la portada de su primer disco, historia que ya relate
aquí mismo en otro tiempo. Algo que nos pareció de muy mal gusto a Julio y a mí
que la última vez que lo vimos en radio educación, por la presentación de su
disco “es al sur” nos miró como si no nos conociera o no nos recordara, después
de lo vivido… que cosas.
A Eduardo Ulloa lo conocí gracias a mi búsqueda de música
diferente. Por ahí del tiempo en que el internet se estaba convirtiendo en un
oasis de conocimiento para aquellos que sabían aprovechar tal herramienta.
Baje muchos archivos de compositores que aventaban su
propuesta a la web con el fin de ser escuchados por algún oído atento, así fue
que di con yahir duran, con Gerardo pablo, con Fernando Quiroz, con el ictus y
entre esa búsqueda, encontré un pedazo de canción ya que no estaba completa,
porque el archivo mp3 estaba corrupto y solo se escuchaba el estribillo de la
canción, que después con el tiempo me llevo a conocer a tita, una chica que
subía estos archivos, con el fin de acercarnos a la música poética, lirica o de
propuesta. La canción se llamaba: que brote tu canción y el autor era Eduardo
Ulloa. Con la amistad que tuve con tita
gracias a los foros de yahoo, es que después yo mismo abrí mi comunidad de
análisis y transmisión de archivos de esta música llamada trova. Fueron
momentos muy hermosos y de muchas enseñanzas y hasta de reuniones en el café de
los azulejos en el centro de la ciudad, para conocer personalmente a los
autores de esas ideas.
Cuando vino Eduardo Ulloa a México se presentó en el café
corazón, un lugar emblemático de la música de autor por aquellos años, hacia
comparsa con Luis tapia, un cantautor que admiro y sigo también. ahí puede
disfrutar en vivo esas canciones que escuchaba repetidamente en mi computadora
y que Eduardo característico del referente a su sencillez y su conocida
generosidad, al finalizar el concierto después de hablar un poco, me ofreció de
a manera de regalo sus dos discos material que aún conservo con mucho cariño.
Mi gusto por este género de la música ha incrementado con el
tiempo se ha enriquecido por el amor que
tengo ahora por el jazz, el blues y el bossa nova, así como por los clásicos.
Ya no soy seguidor de sus conciertos, ni nuevos materiales, pero aun así de vez
en vez estoy al tanto de sus nuevas producciones, he ideas. Mi viaje por el
gusto por la música se matiza por las nuevas experiencias que vengo obteniendo,
gracias a mi mente receptiva y curiosa.
Hoy tenía ganas de repasar en mie
mente y mis memorias el comienzo de este viaje, que comenzó en aquella cinta
magnética, que mi tío Gabriel por azares del destino grabo.
Mi encuentro con Silvio Rodríguez requiere un escrito aparte,
por las experiencias que esto acarreo. Pero esa, es otra historia…
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