Mi decisión
de dejar de comer alimentos animales estaba ya considerada hace muchos años, a
razón de estudios científicos que demuestran que el comer productos animales
degenera en múltiples enfermedades, relacionadas con el metabolismo necesario
para poder convertir estas proteínas en energía, además de conductas psicóticas
y agresivas también relacionadas a su consumo.
Disfruto
mucho la comida y al país que voy, siempre gusto saborear su arte culinario y
la mayoría de las veces este tiene mucho que ver con el consumo de productos de
origen animal y aunque la ética de sacrificio de animales es mucho más alta en
países desarrollados, que en países del tercer mundo, aún considero el
sacrificio animal un tema delicado, también a considerar en mi decisión de
dejar de consumir dichos productos.
Creo también
desde hace mucho tiempo que consumir cadáveres de animales es una costumbre un
tanto salvaje y en mi búsqueda del equilibrio y salud física y espiritual es
una premisa que ya pesaba dentro de mis cavilaciones.
Así es que
dejando atrás azúcares, productos
animales y bebidas embriagantes, busco dar a mi entendimiento un poco
más de luz, porque, como reza el refrán, somos lo que comemos, y absorbemos también mucho de la energía que
consumimos y eso incluye el sufrimiento y estrés con que aveces los alimentos
que consumimos cargan en su proceso.
Se que esto
cambiara mi cuerpo en cuanto al ejerció que realizo, pero en beneficio de un
pensamiento más alto, más espabilado y
en cuanto a la congruencia y ética de mis pensamientos y acciones, bien vale la
pena dar ese salto cuántico a una nueva costumbre de vivir.
Armando vega
en modo vegetariano.
armando_vega@terra.com.mx
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