domingo, febrero 08, 2015

maravillarse de la vida antes que de sus imitaciones



Fui a ver una de las maravillas en España, así considerada por muchos de los que aman la belleza, y así me lo pareció, sublime, poética y eterna, como lo es la pequeña  inspiración divina del hombre.
Pero, aunque he visto las maravillas que el hombre crea, nunca están ni por mucho a la altura de las que copia, porque el hombre, el escultor, poeta o pintor se embelesa de la naturaleza que observa o percibe y trata de capturarla para hacerla eterna.
Es como el mono que ve las estrellas en el lago y quiere tomar ese reflejo con las manos, pensando que algo tan hermosos puede ser de su propiedad, pero al ver que sólo es agua turbia, ante su incipiente deseo de poseerlo.
Veo a la gente maravillarse por tan inocente intento del ser humano de perpetuar lo que mira, pero más me maravilla la estupidez de mono, que viendo no ve y escuchando no escucha.
Cada cosa que la naturaleza a desarrollado en función de la evolución de la vida misma es una maravilla en sí. Mientras que el ser humano no sea consciente de lo increíble que es el sentido del tacto, mientras que el ser humano no sea consciente de que hay toneladas de agua, océanos que navegan el cielo en nimbus errantes, mientras que el hombre no sea consciente de la complejidad de los ojos de una mosca, de las alas de una abeja o una Catarina, como es posible que sea capaz de apreciar o amar la belleza en su totalidad. 
Mientras que sólo se sorprenda por copias burdas, intentos peregrinos por reflejarla, sólo será el mono que mirando el estanque Y  se lanza a el porque cree que se dará un baño de estrellas  o un baño de luna, solo por ver un reflejo en la superficie.

Mientras no encuentres el amor en todo lo que te rodea, es imposible que la belleza brille ante tus ojos, porque es imposible amar algo que no entiendes, no comprendes y no conoces. 

armando_vega@terra.com.mx

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