martes, febrero 17, 2015

Hay mis hijos



La gente tiene hijos para perpetuarse, por el miedo a morir. La población en general tiene hijos para resarcir sus propios errores, para darle al hijo lo mejor, porque sienten que a ellos nadie les dio lo mejor o en su diferencia, quieren inculcar y perpetuar los valores que se les brindaron, para crear el mismo vínculo emotivo y apegado del cual aprendieron. En sí la gente tiene hijos sólo por miedo y por una orden genética de pasar información, para continuar mejorando la especie. Lo más interesante, es que esa orden programada en el instinto básico de supervivencia, pasa desapercibida para la mayoría de los humanos y se piensa básicamente que tener hijos es normal, es parte de la vida, del matrimonio o un efecto secundario no deseado muchas veces del sexo. Muchos hombres en México tiene hijos sólo por el placer de reafirmar su hombría y enaltecer su ego y muchas mujeres porque piensan que así puede darle una base a su matrimonio y que así retendrán al hombre que escogieron como pareja. Lo curioso del caso es que la gente no sabe a ciencia cierta porque toma la decisión de tener hijos y muchas de las veces ni siquiera le importa saberlo, sólo es un acto reflejo de su conducta primaria. El problema es que al no ser personas de calidad, al no saber amarse, al no conocerse, es cuando engendran un pendejo más en la sociedad, otro pobre individuo perdido como ellos, confundido como ellos, victimizado por los medios de comunicación y condenado a ser un consumista más, un gris y egocéntrico ciudadano más. Tener un hijo debería estar regulado, como está regulado portar un arma, como manejar un auto o transportar productos tóxicos. Porque darle la responsabilidad de crianza a fanáticos del fútbol y fanáticas de las telenovelas y católicos "devotos" es un crimen que ya ha costado caro a la humanidad en general y que las consecuencias a futuro, son ya visibles. La gente y la población en general seguirán teniendo hijos a granel, con su idea peregrina de quien tiene una mascota, sin cuestionarse a conciencia el porqué de su decisión. He, amigo, tu hijo no es tu boleto de retiro de este mundo como un seguro de vejez, ni es tu lienzo donde taches tus errores y reconstruyas tu pasado, no es tu club social, ni tu monarquía, donde tu serás el rey y ellos tus pequeños súbditos, no son la razón del recordatorio de tu mediocre vida, ni son la franquicia de tu enanez mental, ni son el sentido de heredar a un con sanguíneo tus posesiones y todo por lo que trabajaste como burro hasta el fin. Y tú que ya has traído al mundo otro ser humano, que lo más grande que hará en su pequeña existencia es buscar hacer dinero como tú, mis más sinceras condolencias por la estupidez de tu decisión. Ya las causas y efectos se encargarán de darte tu merecido y recompensa con hermosos dolores de cabeza, bon appetit.

armando_vega@terra.com.mx

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