Nací en medio de la violencia
y esa violencia fue para mí un depósito de mis recuerdos.
Tenía que luchar por vivir
cada día y las cosas fueron duras, inclusive en la escuela, lugar donde debería
encontrar un camino que me alejara de la violencia que me rodeaba.
Mis amigos fueron violentos y
ellos crecieron rodeados de esa circunstancia de vida también. Por eso, cuando
encontré mi primer amigo, mis brazos se alzaron para abrazarlo como un hermano,
pero lo que recibí fue una violencia, escondida de crítica, odio y rencor. Fue
la persona que me escucho en momentos débiles, pero también fue la persona que
me destruyo, con la información que conseguía de mis propias palabras.
El una persona religiosa
fanática que proclamaba el amor de san Felipe de Jesús pero con sus actos,
destruyo la idea de amistad y el oasis de amor que mi alma atormentada de sin
sabores buscaba. Estaba enfermo de cáncer desde que nació y por esa razón paso
la mayor parte de su niñez en hospitales. Que mala suerte para mí fue que en
ese momento recuperara la salud y con una mente distorsionada, por los
esteroides que recibía y por su fanatismo de religión, torturo más mi mente y
mi infancia, haciendo más pesada mi vida, en momentos que la escuela, era el
escape de la miseria y pobreza en la que vivía día a día.
Sólo tenía una idea en mente
y los últimos días de escuela fueron una tortura diaria. Entre mi tesón por no
dejarme abatir y mi incasable espíritu inquebrantable, aguante cada día,
contando las horas en que estuviera lejos de este tipo, que martirizo mi niñez.
Fue el peor enemigo que tuve
y lo curioso es que el mismo me llamaba mi amigo. Me traiciono en todo sentido
y me humillo como desquité de sus propias inseguridades hasta donde pudo, pero
no logró destruirme, ni logro convertirme en uno más de sus enfermos de odio
como él.
Su familia lo admira porque
el odio es el recurso que tiene para salir adelante. Hoy como todos aquellos
seres despreciables de la vida, se dedica a la política y no dudo que algún día
sea uno más de esos psicópatas que deciden nuestro beneficio social y dicen
representarnos. No me lamentó haber conocido a este tipo, porque gracias a su
autodestrucción, yo me construí, gracias a su crítica yo me forme sin perder mi
camino, hacia una vida libre de rencores, odios y violencia.
Siguió su vida en hospitales
y sigue enfermo, la última vez que lo
vi, mi ego no me permitió decirle lo mucho que lo odie, me basto verlo
humillado, acabado mediocre y sólo le dije que cada año que paso esperaba escuchar
la noticia de su muerte, para saberme libre de su presencia, por lo menos en
este mundo. Me basto verme triunfante, sano, feliz, completo, atlético, lleno
de viajes y buenas anécdotas por platicar. Tarde comprendí que caí en su juego
otra vez, porque al presumir mis logros, estaba siendo criticado y justificado
a través de sus ojos, dándole importancia a un ser humano de muy baja calidad,
otra vez en mi vida.
Querido amigo, hermano, no
estuve ni una vez en el hospital, nunca
done sangre para ti, ni pase la noche en vela cuidando tu salud. Hoy entiendo
que fui muy egoísta, cuando esperaba que tú fueras la luz de la amistad, en una
vida que sólo era un entrenamiento para mi alma y entendimiento. Tal vez dios
me puso en tu camino, porque esperaba que yo fuera el amigo que tú necesitabas
y no el que yo buscaba, me deje contaminar por tu odio, antes de contagiarte de
mi amor o mi perdón y esa fue mi debilidad.
Te perdono, ahora que sé que
el que fallé fui yo y espero me perdones por no haber sido el amigo que te
enseñara que el amor es una luz que vence cualquier obstáculo y no el odio, ni
el rencor. Porque en la oscuridad más intensa, la más pequeña partícula de luz
se aprecia, eso es lo que debí ser para ti.
Querido amigo y enemigo mío,
gracias por enseñarme a saber que siempre puedo ser mejor de lo que soy cada
día.
Fuiste mi maestro en mi
ascensión a la iluminación y perdonarme por mis errores, mi mejor recompensa
por haberte conocido.
Felipe de Jesús Esparza
Cuevas, te libero de mi odio, rencor y perdono. Te íntegro y ya formas parte del
amor que siento por la vida.
armando_vega@terra.com.mx
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