lunes, febrero 09, 2015

Mi mejor enemigo, el que un día fue mi amigo.



Nací en medio de la violencia y esa violencia fue para mí un depósito de mis recuerdos.
Tenía que luchar por vivir cada día y las cosas fueron duras, inclusive en la escuela, lugar donde debería encontrar un camino que me alejara de la violencia que me rodeaba.
Mis amigos fueron violentos y ellos crecieron rodeados de esa circunstancia de vida también. Por eso, cuando encontré mi primer amigo, mis brazos se alzaron para abrazarlo como un hermano, pero lo que recibí fue una violencia, escondida de crítica, odio y rencor. Fue la persona que me escucho en momentos débiles, pero también fue la persona que me destruyo, con la información que conseguía de mis propias palabras.
El una persona religiosa fanática que proclamaba el amor de san Felipe de Jesús pero con sus actos, destruyo la idea de amistad y el oasis de amor que mi alma atormentada de sin sabores buscaba. Estaba enfermo de cáncer desde que nació y por esa razón paso la mayor parte de su niñez en hospitales. Que mala suerte para mí fue que en ese momento recuperara la salud y con una mente distorsionada, por los esteroides que recibía y por su fanatismo de religión, torturo más mi mente y mi infancia, haciendo más pesada mi vida, en momentos que la escuela, era el escape de la miseria y pobreza en la que vivía día a día.
Sólo tenía una idea en mente y los últimos días de escuela fueron una tortura diaria. Entre mi tesón por no dejarme abatir y mi incasable espíritu inquebrantable, aguante cada día, contando las horas en que estuviera lejos de este tipo, que martirizo mi niñez.
Fue el peor enemigo que tuve y lo curioso es que el mismo me llamaba mi amigo. Me traiciono en todo sentido y me humillo como desquité de sus propias inseguridades hasta donde pudo, pero no logró destruirme, ni logro convertirme en uno más de sus enfermos de odio como él.
Su familia lo admira porque el odio es el recurso que tiene para salir adelante. Hoy como todos aquellos seres despreciables de la vida, se dedica a la política y no dudo que algún día sea uno más de esos psicópatas que deciden nuestro beneficio social y dicen representarnos. No me lamentó haber conocido a este tipo, porque gracias a su autodestrucción, yo me construí, gracias a su crítica yo me forme sin perder mi camino, hacia una vida libre de rencores, odios y violencia.
Siguió su vida en hospitales y  sigue enfermo, la última vez que lo vi, mi ego no me permitió decirle lo mucho que lo odie, me basto verlo humillado, acabado mediocre y sólo le dije que cada año que paso esperaba escuchar la noticia de su muerte, para saberme libre de su presencia, por lo menos en este mundo. Me basto verme triunfante, sano, feliz, completo, atlético, lleno de viajes y buenas anécdotas por platicar. Tarde comprendí que caí en su juego otra vez, porque al presumir mis logros, estaba siendo criticado y justificado a través de sus ojos, dándole importancia a un ser humano de muy baja calidad, otra vez en mi vida.
Querido amigo, hermano, no estuve ni una vez en el hospital,  nunca done sangre para ti, ni pase la noche en vela cuidando tu salud. Hoy entiendo que fui muy egoísta, cuando esperaba que tú fueras la luz de la amistad, en una vida que sólo era un entrenamiento para mi alma y entendimiento. Tal vez dios me puso en tu camino, porque esperaba que yo fuera el amigo que tú necesitabas y no el que yo buscaba, me deje contaminar por tu odio, antes de contagiarte de mi amor o mi perdón y esa fue mi debilidad.
Te perdono, ahora que sé que el que fallé fui yo y espero me perdones por no haber sido el amigo que te enseñara que el amor es una luz que vence cualquier obstáculo y no el odio, ni el rencor. Porque en la oscuridad más intensa, la más pequeña partícula de luz se aprecia, eso es lo que debí ser para ti.
Querido amigo y enemigo mío, gracias por enseñarme a saber que siempre puedo ser mejor de lo que soy cada día.
Fuiste mi maestro en mi ascensión a la iluminación y perdonarme por mis errores, mi mejor recompensa por haberte conocido.
Felipe de Jesús Esparza Cuevas, te libero de mi odio, rencor y perdono. Te íntegro y ya formas parte del amor que siento por la vida. 

armando_vega@terra.com.mx



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