Es increíble que hace no muchos años te metían a una
institución de salud mental sólo porque eras mujer y no querías más hijos o te
cortabas el pelo más corto, mientras que en esos mismos años curarse con
enemas, aceite de ricino o sanguijuelas, era perfectamente normal. Como es
normal creer que una palomita blanca embarazó una niña de 13 años y de ahí
salió el creador de la Navidad y no hablo de santa claus.
Es increíble como la salud mental puede catalogarse de maneras
tan convenientes dependiendo de lo que la mayoría crea o de lo que la mayoría
acepte como verdad, realidad o santidad mental. ¿Es normal y cuerdo ver dos
tipos destrozándose dentro de una jaula como perros, mientras los demás “cuerdos”
gritan de emoción? ¿Es normal llevar un pedazo de tela llamado corbata que no
sirve absolutamente para nada y puede costarte hasta 25 mil pesos? Aquí en
suiza, el día de Navidad me fije en una cosa curiosa, gente que llevaba comida
y regalos a las tumbas, para celebrar con las piedras, sobre el pasto, es decir
las lapidas, porque realmente no creo que en ese panteón encuentres rastro de lo que alguna vez fue tu
familiar y si hablas sólo o con piedras
entonces sí que estas chalado, muy parecido a los locos mexicanos con sus
tradiciones sin sentido, ni cordura, pero bueno que puedes decir de esos
mexilocos que creen en todo tipo de estupideces.
Si algún día me sometieran para ir a la guerra, me tendrían
que fusilar, encarcelar o lo que sea, porque
es una locura, que por el interés de algunos político pendejos,
protegidos por el poder y dinero que nosotros mismos les dimos, yo tenga que
matar a otro ser humano, espantado y aterrorizado, por una lucha sin sentido,
por una locura sin sentido.
Deformar el cuerpo con fines estéticos y problemas
psicológicos, es una locura de la que yo participo, la diferencia es que yo soy
consciente de eso, eso no me hace menos demente, sólo me hace un demente
consiente de una demencia compartida.
Yo seguiré hablando conmigo a solas, seguiré cantando mientras
veo el cielo y disfrutando la comida y el sexo muy despacio, seguiré amando las
cosas pequeñas y sorprendiéndome de mirar las estrellas. Sé que estoy loco, no
me hace mejor ni me hace más cuerdo, pero en esta sociedad de locos, sólo está
menos loco el que concuerda con la
mayoría, aunque no lo sepa. Tú sigue viendo tus programas sangrientos mientras
te venden medicinas y azúcar, sigue hablando con tu dios imaginario mientras
trabajas en algo que odias, en el auto que odias o el metro que odias y los
hijos y la familia que detestas. No te crítico de tu locura generalizada,
mientras tu no critiques la mía particular, al final, sólo quiero entenderte,
para saber cómo convivir con locos como tú, ya que tú no puedes comprender o entender locos como yo.
armando_vega@terra.com.mx
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